l día de hoy, derrotada la izquierda, la derecha ha conseguido todos sus propósitos. Esta vez el “parte” no lo difunde Radio Nacional de España sino el Banco de España: su gran jefe, desde la tranquilidad y facundia que le permite su nómina mensual (duplica al caudal que reciben al año los agradecidos a los novecientos euros del salario) pide que ahorremos en un país en donde más de tres millones de familias o cenan o compran las medicinas.
Ese señor es otro más de la banda que aconseja igualmente fomentar el ahorro a quienes tienen que vivir con novecientos euros y los mayores de cincuenta años en el paro con subsidios de poco más de cuatrocientos euros. Ellos hablan desde sus salarios: ocho mil euros al mes los políticos europeos y seis mil largos los que juegan a la política ¡y nos la juegan! en la carrera de San Jerónimo.
La izquierda, que intentó abarcar con las llamadas confluencias, salva los muebles en Valencia y Cádiz; sufre un descalabro en la marca original de Unidas Podemos, que fue de lío en lío durante su agobiante campaña sin entender lo que pasaba a su alrededor.
Cierto que la izquierda nacida el 15-M se encontró con poderosos enemigos: desde la banca, el Ibex 35, la caverna y los grandes medios de comunicación, a lo mejor el premio es otra televisión, pasando por una derecha carroñera, que no quería perder su poder omnímodo y sabía que los perroflautas y los yayoflautas que llenaron las calles y las plazas podían acabar con sus privilegios. Fue una lucha desigual en la que estaba cantado cuál iba a ser su final.
El PSOE, que siempre buscó en el caladero de la izquierda y durante la transición “captó” lo mejor del PCE, el enemigo del franquismo recién legalizado, conseguido el poder se fue escorando cada vez más hacia la derecha (hasta llegar a firmar con Ciudadanos!), olvidando las políticas de viviendas sociales, la regeneración democrática de las instituciones, apadrinar la libertad de expresión, etc. Hubo un tiempo en el que hasta podían entrar en tu casa con una patada a la puerta.
Vale: la socialdemocracia es lo que llaman ahora centro izquierda, aunque a muchos les parece poco, pero es lo que hay. Y ahora se enfrenta con una realidad: qué elige, ¿e centrismo que da muchos votos o un paso hacia la izquierda? Entre el CIS y los ciudadanos dieron una respuesta, pero los socialistas siguen mirándose ante el espejo.