Natxo González desveló antes del partido contra el Mallorca una habilidad que se le desconocía: la de dar palmas con las orejas. El entrenador del Deportivo confesó que si antes de empezar la Liga le hubiesen dicho que el equipo tendría 36 puntos al final de la primera vuelta estaría aplaudiendo coas orellas. Eso sí, no explicó si era un virtuoso o simplemente tocaba de oído. A la conclusión del encuentro llegó otra sorpresa: el técnico blanquiazul es masoquista. “A veces está bien vivir momentos así, que no sea todo un camino de rosas”, aseguró tras la derrota. O sea que cualquier día de estos se planta en Abegondo vestido de cuero negro de la cabeza a los pies y le pide a los jugadores que lo golpeen con una fusta o que lo breen a pelotazos durante el entrenamiento. Pues vaya gracia. Ahora resulta que ganar es aburrido. Una encuesta entre los seguidores del Deportivo llevaría precisamente a la conclusión contraria. Es más, los aficionados asegurarán que si el partido se pudiese ganar dos veces, se apuntarían a esa opción, pero, claro, tal vez no sean masokas.