No le hablen a la derecha de los cien días de gracia. No intenten razonar con esa tropa atrincherada en la mentira y el rencor que entienden los debates parlamentarios como una catarata de insultos en lugar de ceñirse a presentar propuestas y a criticar con opiniones sustentadas por datos las iniciativas gubernamentales. Y todo esto en un panorama lleno de dificultades tanto económicas como políticas.
Las que aquí se generan y las que, repercutiendo aquí, se reparten por un mundo enloquecido. Naturalmente que es legítima toda crítica y que la vigilancia sobre el ejecutivo es una de las principales misiones de la oposición. Por eso es necesaria la mesura y ¿no lo dicen hasta la saciedad?, el patriotismo. Uno de los retos es la situación en Cataluña, donde el PP ya se posición, antes aún de conocer las reformas, que recurrirá ante el Constitucional. La reforma fiscal y la derogación, reforma igualmente, de muchos aspectos de actual estatuto de los trabajadores y garantizar un aumento en las pensiones al ritmo que suba el IPC.
Entre las promesas del nuevo ejecutivo figura la eliminación de los aforismos, algo que en su día pidieron Ciudadanos y PP. El gobierno promete derogar algunos aspectos de la ley de seguridad ciudadana, regular la eutanasia, el derecho a una muerte digna y reformar la ley de justicia universal. Asuntos que en principio cuentan con un respaldo mayoritario. También se puede incluir en este capítulo la lucha contra la corrupción. Recientemente la Unión Progresista de Fiscales pidió derogar el artículo de la Ley de Enjuiciamiento Criminal que reducía los plazos de instrucción, un “trágala” puesto en marcha por el PP que dejó escapar a mucho chorizo. No será fácil la renovación del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Constitución pues el PP ya anunció su voto en contra y es necesario el voto de una mayoría de tres quintos. Recordemos que ahora tal como están esos órganos institucionales son el reflejo de legislaturas con mayoría del PP. Sobre esto, sobre el partido popular y la justicia, es necesario dedicarle más tiempo, por ser un asunto de importancia para la regeneración democrática.
Otro de los anuncios del gobierno de Sánchez trata de la derogación de la Lomce y para ello, de momento, parece contar con mayoría simple. Trata de eliminar la segregación escolar, retirar la obligatoriedad de la asignatura de religión y la prohibición de subvencionar con fondos a quienes no cumplan. Como todo eso es posible hay que hacerlo realidad.