os datos de contagios siguen subiendo semana tras semanas, incluso doblando las cifras. Los madrileños viven la pandemia con el fatalismo de lo inevitable y los medios de comunicación seguimos sin mostrar lo que ocurre en los hospitales de puertas adentro.
Los pacientes ingresados tienen ahora, según todos los datos estadísticos, entre treinta y cuarenta años. Pero también enferman, y ocupan camas de UCI, y mueren. No hay imágenes en los telediarios, ni en la prensa, de pacientes jóvenes entubados. Por eso no perciben el riesgo. Se comprende el malestar de los sanitarios que van a ir a la huelga a final de mes porque los ochenta millones de euros, prometidos por la presidenta Isabel Díaz Ayuso esta semana, llegan tarde. No hay médicos, ni enfermeras, la sanidad madrileña tiene un déficit estructural de sanitarios por el abandono de la pública desde hace años.
Los médicos no quieren trabajar en Madrid porque sus salarios son peores, no ya de la Unión Europea, si no comparados con otras autonomías. De ahí que Ayuso haya prometido no solo contrataciones si no mejoras salariales. ¿Y esto por qué no se hizo en junio?
Y es verdad también que la población inmigrante de los barrios del sur de Madrid tiene muchos más casos de hospitalizaciones, pero no es culpa de “cómo viven”, es que su economía les obliga a compartir, hacinados, pisos de dimensiones minúsculas. Porque si pudieran seguro que se mudaban a la Moraleja o a Pozuelo o a cualquier barrio acomodado de la capital.
Si las administraciones, la Autonómica y la Central, se sometieran a las investigaciones pertinentes sobre los errores y las causas que han llevado a que seamos el peor país de Europa en la contención del virus, la ciudadanía descubriría que tiene su parte de responsabilidad. Pero la auditoría reclamada por los mejores epidemiólogos españoles y europeos duerme el sueño de los justos y los cargos públicos siguen echándose los muertos a la cara.
El viceconsejero de Sanidad, Antonio Zapatero, que fue el director del Hospital de Ifema, y que ha contemplado in situ, la gravedad de las lesiones que causa el Covid 19, anuncia que, a partir del fin de semana, se van a aplicar nuevas restricciones a la movilidad y la concentración de personas en Madrid. No se descarta, lo que quiere decir que es inminente, el confinamiento por zonas o localidades. Porque uno de los puntos oscuros de la falta de responsabilidad ciudadana es que ni siquiera se están cumpliendo las cuarentenas de los contagiados. Por lo que las sanciones quedan como una advertencia.
Teniendo en cuenta que una de cada cinco camas de hospital, en Madrid, está ocupada por un paciente con Covid, solo cabe pensar que ya era hora. Que ha muerto demasiada gente para tomarse de forma frívola esta tragedia.