Debe ser cojonudo ser francés, a pesar de que uno de ellos se llame Manuel Valls. No sé si en la Marsellesa se dice algo así como “para huevos los míos”. Si no lo dice debería decirlo. Está claro que al pueblo francés no le gusta que se los toquen. Si quieren pruebas pregúntenle a Emmanuel Macron, que ha tenido que arriase el calzón por las bravidas manifestaciones de los “chalecos amarillos”. Y es que, tanto en la madurita república francesa, como en la embrionaria república de Cataluña, el amarillo color de la tema oval, mola un huevo .Está clarísimo: Si un pueblo está unido contra gilipollas y antiobreros gobernantes que les dan por saco, si se pone un par de huevos y óvulos por barba y cutis,”y a pesar de la brutal represión de los gobiernos les aplicas un “aprieta collóns”, rectifican a toda leche. Si “afeitaron” al Rey Luis XVI, no van a quedar mal por un Macron más o menos. Ya lo hicieron con su famoso president Charles André Joseph Marie de Gaulle. Y allí paz, y después gloria. Amén.