Erre que erre con la sexualidad

Aveces pienso que a algunos obispos el cargo les estresa y supera o resulta que no tienen, o no les dejan, otra cosa que hacer y “se les va la olla”. Porque sino no se entiende a que vienen actuaciones que parece que solo tienen como fin cubrir el aburrimiento y dar cierta notoriedad. 
La penúltima polémica se la ha adjudicado el obispo de Solsona, Xavier Novell al que se le ocurrió escribir una carta “por escrito”, que diría alguien, en la que se preguntaba: “si la homosexualidad se debe a que en la cultura occidental, la figura del padre estaría simbólicamente ausente, desviada, difuminada”. Más bien parece que a este obispo se le difuminan otras cosas. El obispo justifica tan profunda reflexión en el capítulo V del Amoris Laetitia. Pues…
Señor obispo, o usted o yo hemos entendido mal tal capítulo; seguramente habré sido yo y con ánimo de aprender, le pregunto ¿la ausencia del padre, sea espiritual o real, genera la homosexualidad? ¿Podríamos pensar que el mayor número de homosexuales se daría entre los hijos de militares, mercantes, agentes comerciales, padres enfermos, etc.? Señor obispo me temo que vuelve usted a insistir en que la homosexualidad es una enfermedad o deformación; y ese pensamiento solo se da en estados fundamentalistas o analfabetos con modelos y estigmas sociales propios de la Edad Media.
Señor Novell, usted confunde y la ha tomado con los homosexuales porque no es capaz de tener otra notoriedad. Por favor, dedíquese a evangelizar, no a “eclesiar” usted con tales discursos va contra la esencia del Evangelio. Deje en paz la sexualidad y a las personas que la viven con amor sincero. ¿Usted cree que diciendo cosas así gana puntos? Y además está equivocado, ya nadie cuestiona la homosexualidad; estudie; la homosexualidad no es una enfermedad. 
Sea ejemplo trabajando, no diciendo estas cosas. Si la Conferencia Episcopal tuviese valor, pediría su cese al papa, porque usted confunde y no quiero pensar que crea polémica porque alguien le manda. Pues apechugue con la denuncia que le han puesto. Sea consecuente con su vocación y échese a un lado, como le gusta decir a una buena amiga mía.
 

Erre que erre con la sexualidad

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