CUANDO SOBRAN DÍAS

Hay situaciones en las que el tiempo se nos escapa de las manos. Es como si el calendario se precipitara sobre sí mismo y los días se convirtieran en meros suspiros. No es precisamente lo que está ocurriendo con el proceso para la formación de Gobierno. Muy al contrario. El tiempo se está haciendo eterno y es como si el calendario se hubiera ralentizado. Resulta tedioso y cansino ver este permanente cruce de cartas, mensajes, citas a dos, a tres y multitudinarias. Firmas solemnes y encuentros sobredimensionados y todo para estar casi en donde estábamos sin que nadie sepa a ciencia cierta donde comienza la realidad y termina la ficción.
La política, y más cuando se requiere de acuerdos casi imposibles, es una ciencia muy compleja en la que se dan citas los ideales, los intereses, los cálculos, las vendettas, las legítimas aspiraciones, la vanidad, el afán de poder, la competición. Una ciencia, en fin, capaz de hacer aflorar lo mejor y lo peor de la condición humana.
Lo complejo, lo inexacto necesita de su tiempo para tomar cuerpo coherente, de ahí que sea más que comprensible que el tiempo sea necesario, que resulte obligado dar tiempo a quienes son los protagonistas de difíciles empeños. Sin embargo y en el tema que nos ocupa, da toda la impresión que nuestros responsables políticos, conscientes del plazo constitucional, han decidido, cada cual a su manera, no tener prisa. No se les ve movidos por urgencia alguna y ya va siendo hora de que la sientan.
Y la deberían sentir porque este largo y tedioso proceso está resultando devastador para todos, porque todos, desde Rajoy a Rivera, pasando por Iglesias y Sánchez están sufriendo las consecuencias de la no urgencia y esto ocurre al margen de lo que digan las encuestas cuyo valor, en este momento, es más que relativo.
Juegan al último minuto del último día a la espera de que el contrario caiga víctima del síndrome del abismo y se avenga a sus propuestas. El PSOE espera que a Podemos le entre el vértigo suficiente para que de una u otra manera facilite el gobierno del cambio que dice Sánchez y Rajoy dice esperar a que el ambiente se enfríe; es decir, espera sin esperanza alguna que el que reflexione sea Sánchez y se avenga a la gran coalición.
Poco o nada partidaria de agobiar al personal, ante este tedio y recogiendo una reflexión realizada por un experto en liderazgo, es más que probable que a todo este proceso le estén sobrando días y cuando sobran días hay que llenar el tiempo. Y así, como hay tiempo, nuestros políticos se conceden a sí mismos el permanente ir y venir en encuentros y desencuentros. Si en lugar de tener por delante más de un mes hubiera un par de semanas es seguro que el proceso tomaría otro cariz, habría otro ritmo y, lo que es más importante, habría menos tiempo para tener que averiguar dónde comienza la realidad y dónde la ficción. 

CUANDO SOBRAN DÍAS

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