Este domingo 25-S viene marcado por ser el más democrático, unos 2,7 millones de gallegos iremos a las urnas a elegir libremente quien nos gobierne los próximos cuatro años. Hice mi porra como en todas las citas ya anteriores, y estas para mí han sido las más difíciles de cerrar. Si bien las últimas generales clavé el número de escaños del PSOE, estas me resultan distintas, raras, será que las ganas que tengo de que haya un cambio para nuestra comunidad son tan grandes, que no me deja pensar lo más imparcial posible. Pasé de puntillas por estas elecciones por motivos personales y también políticos, pero eso ya será en sucesivos artículos que vaya desgranando, pero desde la distancia, mi voto y mi mente son socialistas, porque creo en un gobierno de izquierdas y más si cabe, para este Ferrol, este ferroliño que lleva unos años en caída libre y parece que despega, pero lentamente. Estas dos últimas semanas en las que sólo tenía dos horas para mí, decidía ir a cultivar el cuerpo a base de ejercicio y machacarme nadando, y he visto y oído de todo. Resultaba “raro”, que entre tanta lucha fratricida por “poder”, la gente charlaba en lugares recónditos de lo que veía y lo que esperaba de este domingo. En uno de los sitios más raros donde estuve, había dos sitios en donde sentarse, allí había cuatro personas, por un lado, dos señores mayores, jubilados, y al otro dos chicas de unos veintipico de años. Antes de escoger, escuché las conversaciones de ambos lados, por un lado oía el desánimo de dos hombres que hablaban de las pensiones, lo difícil que estaban las cosas, hablaban de la hucha de pensiones, de todo lo que suponía que se fuera a sacar de ella y que les preocupaba que no se le pusiera freno, que después de toda una vida trabajada, que algún día no hubiera dinero para que cobrasen. En el otro lado, las dos chicas, oye, pues x, resulta que salió toda la noche y se acostó con y, no pusieron medios y ahora me pide que vaya con ella a que le den la pastilla del día después porque no se lo quiere decir a su madre. Y yo qué pinto con ella, que vaya y que la pida que no sea la primera vez que le pasa. Contesta la otra que escuchaba, si es que para que vas a poner medios, si luego vas al día siguiente y te dan la pastilla, esta parece nueva. Con la misma decidí darme una sauna y pensar, que pasó entre aquella generación ahora preocupada por cobrar las pensiones a la de ahora preocupada por la pastilla del día después. Muchos vacíos y desamparo seguramente para esa gente que viene empujando. En fin, espero que el domingo, nos haya aportado ese cambio que tantos esperamos.