Uno tiene la sensación que la crisis institucional y política vivida en Cataluña en torno al proceso separatista y que tardará bastante tiempo en resolverse, ha sumido al Gobierno en una parálisis que hace que cualquier otra cuestión, difícilmente se haga un hueco en la agenda pública. Bien es verdad que muchos ciudadanos pueden pensar que tampoco pasa nada si el Gobierno está paralizado, o incluso que se vive mejor sin su existencia.
Hace poco más de dos años, cuando tras las elecciones generales de diciembre de 2015 no se consiguió la investidura de ningún candidato propuesto por el rey a la Presidencia del Gobierno, hubo que repetir elecciones en junio de 2016 y hasta noviembre de ese año no se formó Ejecutivo. Es decir, estuvimos prácticamente un año con un gobierno en funciones y las cosas siguieron su curso. Pero es obvio que esa no es la situación deseable.
Al Gobierno le falta pulso político. Puede decirse que es un Ejecutivo de gestión, que cada viernes, en el Consejo de Ministros, sigue tomando decisiones, pero en las grandes cuestiones políticas está desdibujado. Los del PP y los del Gobierno se defienden diciendo que el problema es que se comunica poco y mal lo que se hace. Siempre he pensado que cuando se pone la excusa de la comunicación para justificar una mala actuación política, el problema radica en la falta de ideas para comunicar.
A Rajoy los suyos le han pedido, no en público porque no se atreven, que dé un impulso al Gobierno y que para eso cambie a varios ministros. Conociendo la forma de ser del actual inquilino de la Moncloa, no hay peor cosa que le presionen con algo para que se cierre en banda y no lo haga. Pero, efectivamente, los que le piden eso, tienen razón. El perfil político de la mayor parte de los actuales ministros brilla por su ausencia.
Su grado de conocimiento por parte de los ciudadanos es muy bajo; son buenos gestores del área que pilotan, pero no tienen el peso específico propio que necesita un Gobierno en estos momentos. El problema de Cataluña no se va a resolver ni en un mes ni en un año, aunque por su trascendencia para la estabilidad institucional, siga acaparando mucha atención. Este Gobierno, que no tiene una mayoría parlamentaria, debería dar un impulso a la Política con mayúsculas. Mi duda es si puede hacerlo, y sobre todo, si el Presidente Rajoy quiere ir en esa dirección.