ANNA Gabriel se desmelenó. La mayor influencer de la Cataluña contemporánea, que fue capaz de imponer la moda de cortarse el pelo al estilo de las nekanes, vuelve a sus orígenes. Tenía una cita con otro loitador antefeixista, el portorriqueño Ramón Grosfoguel, sociólogo del grupo Modernidad-Colonialidad, de la Universidad de Berkeley –se ve que por California se sigue llevando la hierba–, y apareció con el look perrofláutico. Nada de versión pija, con la melena suelta y sin flequillo. Tan impresionado se quedó su interlocutor que la calificó de símbolo de resistencia y dignidad, víctima de la represión neofascista. A ver si fue algo más que hierba.