El alcalde coruñés a estas alturas de la legislatura municipal sigue vendiendo humo, cuya cortina a él no le deja ver la realidad, pero los ciudadanos ven mucho más allá y no otean absolutamente nada en el horizonte, solo un erial de promesas vanas sin contenido alguno. Desde hace algún tiempo las Mareas han dejado de tener su encanto, con el que fueron al rubor de su propia honda marina, hasta llegar a donde han podido y ahora comienza el reflujo y la caída será de órdago, ya lo comprobará el alcalde en la próxima legislatura.
El señor Ferreiro no puede ni debe argumentar que viajó a la ciudad olívica en vehículo oficial por seguridad a ver un partido de fútbol, un espectáculo que no está dentro de las funciones de un regidor de su pueblo, para hacer uso de determinados servicios y bienes sostenidos por el erario de todos los coruñeses. No importa el costo, si ha sido poco o mucho, es más importante su intencionalidad, hacer uso de un privilegio bajo una excusa personal. Fue elegido y refrendado en el puesto por el Partido Socialista para la defensa de los intereses ciudadanos y su mejor decisión económica en la valoración de las inversiones no en los gastos que no son ni deben estar ahí por una decisión personal de hacer un viaje para presenciar un partido de fútbol.
Pero no es solo esta anécdota carente de gracia, sino que la Marea es responsable de todo lo que deja de acontecer en la ciudad herculina, por tanto en este desaguisado tienen también culpa los socialistas con tanto dime y direte. Al no ser estos consecuentes con la voluntad de los votantes y malvender sus escaños sin obtener garantías de que su uso sería el adecuado, la formación socialista en el Ayuntamiento ha ido a menos y sin rumbo desde la marcha de Francisco Vázquez, persona de gran carisma entre los coruñeses, que se entendía perfectamente con todos los partidos políticos y con los sectores sociales coruñeses. Desde su marcha el socialismo coruñés no dejó de ir cuesta abajo y a este paso puede perder a algún concejal más por el poco interés que pone en la defensa de los ciudadanos coruñeses. Todo es un cúmulo de errores tanto de los gobernantes de la Marea como de la oposición socialista.
La Marea está gozando de las mieles y sabores que da el ocupar la más elevada institución de la historia coruñesa, el Ayuntamiento, pero esto no es duradero sino efímero y cuanto peor lo haga en el cumplimiento de la defensa de sus ciudadanos, peor le irá en la próxima legislatura. Estar al frente del municipio es un préstamo que la ciudadanía otorga a su inquilino por espacio de cuatro años, al final de los cuales le exigirá resultados y si no los hay, tendrá que dejar el lugar a los nuevos destinatarios para que se hagan cargo de lo que sus antecesores no supieron hacer.