Rajoy sigue

El PP ha sido el indiscutible vencedor de la elecciones. Al Congreso y al Senado. En una situación política muy complicada, Mariano Rajoy ha remontando las previsiones más optimistas en un escenario complicado en el que los casos de corrupción parecían tener cercado al partido. Sus electores le han perdonado. El voto del miedo al ascenso de Unidos Podemos y la incertidumbre global que abre el Brexit han servido de palancas al PP para aglutinar el voto útil. En este caso a costa de Ciudadanos, que no tanto en votos como en escaños fue el perdedor del 26 J.
Al PP -ya sin vetos por parte de un Albert Rivera demediado- corresponderá la iniciativa de intentar la investidura. Que en términos aritméticos necesitaría del complicado concurso del PNV y el voto de Coalición Canaria o la abstención del PSOE. Los Populares recuerdan que en 1996 Felipe González dejó gobernar a Aznar que no tenía mayoría propia suficiente.
A diferencia de las pasadas elecciones, tras la renuncia de Rajoy a intentarlo, esta vez el PSOE apenas tendrá margen para tomar la iniciativa en pos de una investidura de Pedro Sánchez. Los socialistas han frenado el temido sorpasso de Unidos Podemos que pronosticaban todas las encuestas –factor sin duda de alivio para Pedro Sánchez–, pero la pérdida de cinco escaños respecto de las elecciones de diciembre y haber sido adelantado por el PP en feudos socialistas tradicionales como en Andalucía, Extremadura y Castilla-La Mancha deja a los críticos de Sánchez descolocados. Situación ésta que permite avizorar que el secretario general no va a resignar el cargo y pondrá su futuro en manos de las bases.
De Unidos Podemos cabe decir que esta alianza no ha servido como palanca para adelantar al PSOE y en votos han sumado los mismos que obtuvieron por separado en diciembre. En términos simbólicos Pablo Iglesias se ha quedado donde estaba: a media escala de la muralla que defiende las puertas del cielo. Iglesias ganó la campaña y ha perdido las elecciones.
Tendría que asumir el fracaso y de paso consolar al “soldado “ de Podemos, el general Julio Rodríguez, que fracasó como cunero en Zaragoza y ha vuelto a pinchar en Almería. Hablando de pinchar, para pinchazo el de los institutos de encuestas. O la gente no dice la verdad al salir de votar o se inventan los sondeos.

Rajoy sigue

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