Episodios nacionales

Donde no llega la memoria lo hace la hemeroteca. En aquel primer gobierno postfranquista que dirigía Arias,  contaba con Fraga como vicepresidente y Suárez ministro del Movimiento. Fraga presentó su gran proyecto: la Ley de Asociaciones Políticas. ¿Lo entienden? Nada de partidos políticos. Democracia orgánica dura y pura. Estamos en marzo de 1976. Y poco tiempo después, según el historiador Charles T. Powell, Fraga se reunió en secreto con Isidoro (el alias de Felipe González ante de ser reconocidos los partidos) para ofrecerle un pacto para turnarse en el poder. Curioso ¿eh? Pero entonces todo ocurría muy deprisa. Cae Arias; sube Suárez que  legalizó al PCE para consagrar el nuevo  sistema político. 

Con Adolfo y Rodolfo al mando de aquel gobierno,  corría un chiste por los mentideros políticos: “Qué curioso juntos  Adolf y Rodolf”. Fue difundido una conocida revista humorística. Mientras  en la calle se pedía ruptura y el gobierno buscaba un pacto. Máximo en El País resumió la realidad: pintó una gran pancarta donde se podía leer: ruptura pactada.

Las elecciones dejaron este paisaje: UCD (166 escaños), PSOE (118). PCE 20), AP (16 escaños). Y llegan los Pactos de la Moncloa impulsados por  Fuentes Quintana y Abril Martorell. Se  reunieron con los ya citados Leopoldo Calvo Sotelo, por UCD, Ramón Tamames por el PCE, Joaquín Leguina por el PSOE y López Rodó por Alianza Popular. Ya se sabe que Fraga solo se adhirió a la mitad de los acuerdos –aunque se hizo la foto de familia -   y que se opuso en la ponencia sobre la Constitución al artículo  donde se fijaba la estructura del Estado, por la inclusión del término nacionalidades .¿Curioso? Pues Fraga, años después fue presidente dela Xunta de Galicia. Un resumen crítico de aquellos pactos asumía que se recuperaba la paz social a cambio de una contención en los salarios, mientras se registró una tendencia alcista en los beneficios empresariales. 

Pero seamos optimistas y saludemos a un episodio reciente: la inminente aprobación por el Gobierno la renta mínima social, la gran promesa del Ejecutivo. En un país donde más de dos millones de familias malviven en situación inaceptable y España registra el mayor número de niños que pasan hambre, la noticia tiene que llegar de satisfacción a la ciudadanía.

Y es que no hay peor pandemia que la miseria. Y la prioridad, según esa Constitución que tanto agitan esos falsos patriotas, obliga precisamente el auxilio a los más vulnerables. Es el mejor episodio de estos días. 

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