Hasta ahora, todo lo que rodea al coronavirus lo veíamos como muy lejos. Al fin y al cabo, sin la ayuda de un mapa se cuentan con los dedos de una mano los españoles que saben donde queda Wuhan. Y, de repente, nos encontramos con que aquí al lado, casi en la entrada de nuestra casa, en Italia, ya han muerto dos personas y hay más de cincuenta mil personas aisladas, en un intento desesperado por tratar de detener la expansión del virus. La ONS lleva ya algún tiempo alertando de la necesidad de establecer controles severos si se quiere detener la expansión de esta enfermedad que amenaza la estabilidad mundial. Hasta ahora casi nadie hacía caso, tal vez ahora, se empiecen a tomar medidas efectivas.