LA psicomotriz Claudia Delso es miembro destacado del pelotón de los torpes de la Marea, nasía pa’ganá, –tan solo un concejal está fuera de esa categoría–, pero nunca se le podrá agradecer suficientemente su disparate de redistribuir A Coruña en 305 barrios –que incluyen zonas asimétricas, postfuncionales, calcificadas...–, ya que así frustró el principal anhelo vital de Iago Martínez, el Rasputín de Teis: desordenar el movimiento vecinal. Sin embargo, ese acierto no compensa la cadena de desaguisados que orla su labor en María Pita y en la que la Comandancia de Obras es un eslabón destacadísimo. La concejala de Participación Democrática anunció en su día que el Gobierno municipal proyectaba que en las antiguas dependencias militares hubiese deporte, formación, arte y convivencia para los jóvenes, pero fue incapaz de explicar el destino de los okupas. Alguien insinuó que a lo mejor harían de árbitros en las actividades deportivas o de profesores de arte, lo cual tendría mérito; pero encomendarles que se implicasen en la formación o en la convivencia ya parecía más difícil. Qué más da. El proyecto de las Naves del Metrosidero ha quedado pospuesto hasta 2020... A lo mejor cree que para entonces todavía va a tener responsabilidades de gobierno.