PORQUE el mundo del cine anda muy revuelto en Estados Unidos, que si no en dos días Michael Moore se pone a montar un documental sobre la cumbre entre Donald Trump y Kim Jong-un. Lo malo es que encontrar productor no es tarea fácil esta temporada. La reunión fue de esas que se recuerdan toda la vida. Los intérpretes se tuvieron que quedar patidifusos, tanto como el mastodóntico presidente norcoreano, el único gordo de su país, que no salía de su asombro cuando el magnate –¡qué cuidado hay que tener para que no se bailen las letras y escribir mangante!– pidió a los fotógrafos que los sacaran “guapos y delgados”. Aunque quienes más debieron alucinar fueron los fontaneros que instalaron el váter personal de Kim Jong-un. Nunca viaja al extranjero sin su retrete para evitar que algún espía tenga acceso a su restos orgánicos y a través de posteriores análisis se consigan datos sobre su estado de salud. A ver si aún va a producir la película un fabricante de piezas sanitarias.