LOS MESÍAS

La política ya es una forma de ignorancia, al menos de engañar a la realidad. Han logrado que nos recorra una náusea que todavía no llega a ser vómito, pero todo llegará.

Después de la mesiánica oposición del Partido Popular a un mediocre José Luis Rodríguez Zapatero, el mesías no vino y ahora tampoco con las elecciones autonómicas catalanas. Lo malo de erigirse en mesías es que alimenta a otros mesías.

El populismo enturbia toda realidad, dando patente de corso a cualquier discurso, únicamente hay que levantar la voz más que los otros. El nacionalismo de centro, vociferando una España salvadora y las promesas de liberación de la periferia, mantiene la tensión deal miedo.

Menos mal que el pueblo es más sensato. Estamos en estas cuitas mientras el estado de bienestar desaparece y el país sigue inacabado. En el país de nunca jamás se sueña con la ingravidez.

Es otoño y hay plantas secas que disimulan su muerte juntándose con otras y haciendo una piña contra el viento. “Demonios, ¿es que vamos a tener que partirnos el cuello…? ¡Salgamos a la luz!”.

LOS MESÍAS

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