Hoy se pone en marcha una nueva Eurocopa con una selección española que llega a Francia con el lógico propósito de conseguir su cuarto título, tras los logrados en el 64 frente a la Unión Soviética, ante Alemania en 2008 y en 2012, derrotando a Italia. Pero no caigamos en lo de siempre y no vendamos la piel del oso antes de cazarlo. Esos datos no dejan de ser extraordinarios aunque no olvidemos que son simples referencias.
La realidad actual nos lleva por otro camino, posiblemente más cruel viendo los últimos antecedentes de la selección española, como el ridículo que se hizo en Brasil durante el Mundial 2014, donde los alemanes se llevaron el triunfo, y desde el que España ofrece excesivas dudas, con un Vicente del Bosque en el que ya pocos creen. La continuidad del salmantino en el banquillo de La Roja no proporciona ni frío ni calor a una gran mayoría de españoles. Personalmente, me es igual que esté sentado, de pie o dormido. Me da igual.
Creo que su ciclo, por supuesto excelente, se fue devaluando en el tiempo. Sus decisiones no dejan indiferente a nadie en un período en el que sigue demostrando debilidad por algunos jugadores del grupo que se lleva a un país, Francia, donde a los deportistas españoles no los quieren ver ni en pintura. Habría que recordarle al seleccionador que no vivimos tiempos de dioses. El fútbol es una simple cuestión de hombres y ciclos. Hay que olvidarse de maravillas celestiales que premiaron los rostros del heroísmo humano y profesional: la humildad, la sencillez, el espíritu colectivo, los títulos, el esfuerzo, el tiempo…
El fútbol avanza a pasos agigantados y las necesidades son otras. Pese al esperpento ofrecido en Brasil, acudimos a una nueva cita internacional, repito, pensando que somos favoritos. No escarmentamos. Del Bosque tiene todavía varios frentes abiertos, entre ellos la falta de gol. Pero el más sonado, el que más daño le hace, está en la portería donde tendrá que escoger entre Casillas o De Gea.
También hay dudas sobre el estado en el que llegarán los jugadores del Barça, Madrid y Atlético después de una campaña liguera tan agotadora, tal como se comprobó en los partidos de preparación venciendo a rivales tan opacos como Bosnia y Corea del Sur y la cantada monumental frente a Georgia, que fue algo así como una diarrea táctica supina. Todo un órdago para el señor marqués ante el debut español del lunes ante Chequia.