estos días, vienen a mi cabeza los tiempos dedicados a la política municipal y recuerdo la crispación en los Plenos que contradecía una realidad de aprobaciones mayoritarias de las iniciativas del gobierno, sustentadas en un trabajado consenso previo a su entrada a debate plenario, permitiéndonos, incluso, sacar adelante tres presupuestos municipales a pesar de estar en minoría. Consecuencia: perdimos las elecciones por pesar más la apariencia de desorden que la materialidad de hechos y actuaciones.
Viene esto a cuento porque en la situación política actual no hay espacio para la reflexión, terreno ocupado por gritos, insultos, banalidades o simplezas demagógicas y me pregunto si al Presidente Sánchez le merece la pena agotar la legislatura o darla ya por finiquitada, a pesar de las buenas intenciones de su agenda social.
Sé que no es fácil decidir. Quizás, ayude responder a dos cuestiones. Primera, si con la actual correlación de fuerzas en Las Cortes Generales es posible abordar, mínimamente, algunos de los archiconocidos problemas de España, a saber, Cataluña, reforma constitucional o la desigualdad creciente. Segunda, si una derecha dividida entre populares y ciudadanos, compitiendo entre sí dentro de su particular precampaña electoral, facilitará la resolución positiva del primer interrogante, que no es otro que garantizar la convivencia.
Claro que hay más preguntas que responder, pero creo que estas son las básicas.
Se puede, incluso, llegar a plantear si unas nuevas elecciones arreglarán algo. La respuesta vendrá determinada por la distribución de escaños entre los liberales de Ciudadanos y los conservadores del Partido Popular. Si los resultados electorales confirmaran las encuestas, se consumaría el descalabro popular ocupando su espacio los liberales.
Si esto sucediera, todavía hay esperanza para remar todos juntos, con la imprescindible colaboración de los nacionalistas, para iniciar una nueva etapa política en España.
Solo queda desear que el Presidente del Gobierno acierte en sus decisiones basándose, si quiere, en las reflexiones aquí hechas y seguro que apoyado en otra información que se me escapa. En última instancia, es a quien le corresponde decidir, y ya comprobamos que le gusta hacerlo. Determinación no le falta, aunque ahora pueda estar en un mar de dudas.
Qué se acuerde de aquel que decía que resistir es ganar y, finalmente, a Don Mariano, los hechos se lo llevaron por delante.
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