SIguen los populares enzarzados en ver quién será presidente del partido de cara a las próximas elecciones generales y cada día que pasa los nervios se ponen un poco más a flor de piel. Soraya Sáenz de Santamaría hizo su movimiento estratégico al ofrecerle a su rival, Pablo Casado, el puesto de Secretario General de la formación. La exvicepresidenta buscaba la vía menos dolorosa para llegar al momento decisivo con una única lista que ofreciera a los posibles votantes y a los simpatizantes imágen de unidad. Sin embargo, Casado, crecido por eso de que se cree capaz de aunar a todos los disconformes con Soraya, rechazó la posibilidad e insiste en celebrar un debate de ideas que, al final, tendrá lugar. La puesta de Casado es arriesgada. Hay que tener en cuenta que Sáenz de Santamaría está curtida en mil batallas parlamentarias y sabe manejar bien los tempos. Es cierto que Casado tampoco es manco en ese aspecto, pero no sería el primero que fue a por lana y salió trasquilado. Solo habrá que esperar unos días para saber si su tozudez le da frutos.