El punto G-7

El capitalismo es un ser “ecopolíticomilitar” de naturaleza masculina y talante machista que muestra su punto de máxima excitación en la cumbre del G-7; una zona ubicada en cualquier espacio anal de nuestro paradisicaco planeta, donde confluye un reducido grupo de terminaciones musculares. 

En esta ocasión, el lugar elegido ha sido la localidad de Biarriz, Francia, para tratar la trata del cuerpo social y, como en anteriores ocasiones, se han congregado a su alrededor un nutrido grupo de militantes antisistema dispuestos a amargale la estancia recordándoles que el mundo es un clamor en contra de sus decisiones. 

Resueltos a tocarle el punto G-7 las veces que sea necesario y permita la autoridad. Sodomizarlos hasta hacerlos alcanzar las más altas cuotas de displacer en el éxtasis del encuentro. Amargarles la cama redonda, destrozarles la orgía… 

Llegados a este punto no cabe sino reafirmar la virtud de la sana rebeldía sin olvidar que quizá haya llegado la hora de hacerlo desde una estrategia distinta que no pase necesariamente por la destrucción y la algarada, sino de desdén y recogimiento. 

Un acto capaz de conmover conciencias y aunar voluntades en torno a un proyecto que pase por la contemplación del planeta y los seres que lo habitamos como un conjunto armónico y eufórico en su quehacer, jamás como grupo o banda. Un ser, afirmo, con sede en el otro y como tal, incapaz de dañarlo, ignorarlo u ofenderlo.

El punto G-7

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