Eutanasia política

La señora Bescansa, dirigente de Podemos, señalaba no hace mucho el poco éxito de sus mensajes entre los votantes de cierta edad. Un problema verdaderamente grave, pues impide que su jefe y correligionario, señor Iglesias, sea ya Presidente de Gobierno. Es más, la edad a partir de la cual, siempre según la señora diputada, se detecta esa falta de capacidad para adherirse al nuevo líder populista son los 45 años. No sé hasta qué punto tales supuestos responden a la realidad, aunque no se les puede negar cierto grado de verosimilitud.
En todo caso, el tema puede tener varias interpretaciones, la más lógica puede ser que la gente madura es menos manipulable que los jóvenes. Ante mensajes inciertos y utópicos, por no decir infantiles y peligrosos, las personas de cierta edad pueden tener efectivamente una actitud poco receptiva; sobre todo quienes ya tienen más experiencia y no tragan con ruedas de molino, como suele decirse. Otra posible interpretación puede ser que según nos vamos haciendo mayores nos vamos haciendo también más estúpidos e incapaces, perdemos ilusiones y nos acomodamos como burgueses asquerosos. 
No sé muy bien cuál de estas dos interpretaciones responderá más a la realidad; sea como sea a la señora Bescansa le molestan las actitudes retrógradas y supongo que le gustaría que las cosas cambiaran, para facilitar la investidura presidencial de su líder. Una solución traumática, pero muy acorde con los planteamientos progresistas, sería una especie de eutanasia política que reservase el voto a los más jóvenes, pues ya se ve que con los maduritos y viejos no hay nada que hacer. Otra, mucho más viable, sería convencer a los mayores de que su mensaje, el de la señora Bescansa y compañía, no es tan absurdo y descabellado como a primera vista pueda parecer.
A este respecto en el seno de Podemos se ha desarrollado un interesantísimo y profundo debate sobre la conveniencia o no de seguir metiendo miedo. El problema es que el temor de la gente normal y madura hacia sus planteamientos, por lo menos desde mi punto de vista, se debe sobre todo a su manifiesta inmadurez, que bajo el nombre de populismo no deja de ser inconsciencia y temeridad.
Algo de esto deben percibir los dirigentes de Podemos cuando su jefe de filas habla de dejar el susodicho populismo si llegan al poder; o sea de madurar y comportarse como gobernantes responsables. Sin embargo, la madurez no llega como por ensalmo, cuando hay que afrontar responsabilidades. Se tiene o no se tiene, se ha adquirido o no. Por lo general la gente, joven o mayor, espera un gobierno en manos de dirigentes previsiblemente serios y responsables, aunque reconozco que a mi edad ya no sé si mi opinión tiene algún valor.

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