Están contentos en el PSOE. En principio se muestran cautos, pero tras esa reunión sin teléfonos con ERC saben que, al final, contarán con el apoyo de los republicanos. También son conocedores de que tendrán que tragarse muchos sapos (el primero fue que en la reunión con los republicanos estuviera Josep María Jové, número 2 de Junqueras y que está imputado en la rama catalana del 1-O). Pero aún así, están dispuestos a ceder lo que haga falta. Tal vez por ello, justo antes de irse con destino a Bruselas, Josep Borrell ha vuelto a lanzar un mensaje desesperado al PP, alegando a su responsabilidad, para que facilite la investidura. Está claro que hay muchos socialistas que temen a la desmedida ambición de Sánchez, pero también es verdad que Borrell se equivoca de interpelado. A quien tendría que pedirle que se acercara al PP es al propio presidente en funciones. Solo él puede conseguir convencer a Casado de su abstención y, desde luego, el precio que tendría que pagar, sería mucho más llevadero para España.