Patetismo

Entre los gritos pegados a las etiquetas que anuncian nuestros carnavales –“Lacónicas”, II jornadas gastronómicas del lacón con grelos, y “Quero vivir a maxia don Entroido” Galicia o bo camiño– se nos ha colado el buenismo de no hacer nada para no equivocarse y el patetismo de los sindicatos de obreros y empresarios, además de otros antisistemas populistas, al objeto de alcanzar metas utópicas. Gestos, actitudes morales, angustias, sentimientos intensos. Ahora tipos que nunca han desempeñado un trabajo –jerifales de CCOO y UGT– convocan a sus disciplinados seguidores a huelgas variadas en torno al estallido de la general que paralizará el país. Nada hay nuevo bajo el sol. Al doblar la esquina nos vamos a encontrar con don José Solís –sonrisa del régimen franquista– y delegado nacional de aquellos sindicatos verticales ordenados por ramos de la producción y organizados, jerárquicamente, bajo la autoridad… de los señores Toxo y Pepe Álvarez Suárez. Que aumentarán el salario mínimo interprofesional, las pensiones, mejorará la Seguridad Social, la educación, las prestaciones sociales y acogerán miles de refugiados sin aclarar, ¿quién pagará todo esto?
Pues aspiraban a cambiar el régimen y se encontraron con la criada respondona. Un vistazo a La Coruña confirma las carencias y anemias que les impide adoptar resoluciones. Demasiado oleaje en la Marea, nasía pa’ganá, que corre pareja con tipos como Ada Colau, activista de okupas y antimilitarista de ejércitos mandados por Popeye, el de las espinacas, y Gila, promotor de la telefónica.
Con respecto a Errejón cuento los minutos que el Macho Alfa tardará en liquidarlo enfundado en el celofán madrileño. No se aparta de su polar nihilista y pontifica, con Stalin en 1924, que el partido se fortalece depurándose; Koestler, lo recordará en su novela “El cero y el infinito”, y hogaño, Pablo Iglesias disfrutará su luna de miel. 

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