esde una perspectiva sociopolítica, la persona ha encontrado posibilidades más claras para su plena realización en las sociedades estructuradas participativamente, sea cual fuera el entorno histórico y geográfico. Pero la ampliación de los horizontes para la realización libre y solidaria de las personas se ha producido de modo muy particular en las sociedades democráticas. Las sociedades democráticas son, deben ser al menos, fundamentalmente, esencialmente, sociedades plurales, hasta el punto de que un pluralismo disminuido o menoscabado puede ser interpretado como un síntoma de déficit democrático. Esa maduración sociopolítica del ser humano se entiende entre dos negaciones, ambas correlativas a la falta de madurez social. Por una parte, me refiero a las sociedades tribales, que con la afirmación de la propia condición sociocultural pueden llegar a impedir o condicionar seriamente el desarrollo de la libertad personal y consecuentemente del pluralismo.