En aquellos tebeos del pato Donald el personaje más estrafalario era el tío Gilito, archimillonario, mala leche, amarrete y defensor de su dinero. Trump es igual o peor. Pero tampoco hay que olvidar la historia: los primeros pobladores de EEUU (sioux, navajos, harapajoes, etc.) que acabaron masacrados por los recién llegados, que escapaban del hambre, por cierto.
Ya puestos, los vencedores le hicieron la guerra a México, a España –recuerden el “Maine”, Cuba, Filipinas–; luego plantaron pie en medio mundo (¿les suena Granada, los asesores en el Chile de Pinochet?) para quedarse con unos “cachitos” de la España franquista (Torrejón, Rota, etc., etc.), y no olvidemos al Ku Klux Klan y, todo esto, nos sirve tal vez para entender mejor la llegada de Donald.
Miles de manifestantes en todo Estados Unidos, cabreo en Europa que, ¡por fín!, acusa la amenaza que preocupa al mundo civilizado la llegada de esta mezcla de tío Gilito y pato Donald.
Nuestro Gobierno, como casi siempre con el “amigo americano”, se puso de perfil y, finalmente Rajoy aseguró que no le gustaban las fronteras ni las murallas ¡él, que mandó poner “murallas con pinchos, que eso son las verjas con concertinas, en la frontera con África! Pero no olvidemos a Esperanza Aguirre, quien aseguró que “no le gustan algunas cosas del titán yanky”, lo que viene a confirmar que otras cosas le encantan. ¡País! Esta la liberal que, en su día, se rebeló con la ley anti-tabaco, el aumento del IVA, contra TVE.
Es increíble que nuestro presidente, que hace diez días dijo, en un descanso de su galopada navideña, que el caso del Yak-42, estaba cerrado judicialmente, anteayer le asegurase a los familiares de las víctimas que tenían razón, sin ponerse colorado. El era vicepresidente del Gobierno que nombró a Trillo. Por cierto por “hacer unas cosas que mejor es no contar”.
Como es cínico e impresentable que el presidente del partido que expulsó a Rita Barberá haga la loa en un homenaje a favor de la mujer a la que traicionó, como bien dejaron claro las hermanas de Rita en ese acto que produce rubor.
Evito ponerle adjetivos a estas actuaciones que solo demuestren que por el sillón, lo que haga falta. Y de ahí pasar del plasma a poner la cara sin que se le mueva una ceja. Esto es lo que hay. Esto y una inflación del 3% ante el 0,25% de los pensionistas. Pues agua y ajo…