Ferrol, Ferrol, Ferrol, ¿cuándo valorarás el talento?

Para los viejos ferrolanos, cada vez menos, Ferrol sigue siendo el barrio de la Magdalena, Esteiro, Canido y el Muelle. Aquel esplendor histórico de la marina de guerra y la construcción naval todavía continúa cegando algunas retinas, pero para otros, ese es un sueño que quizás nunca existió, más allá de la memoria de unos pocos abuelos y de ciertos historiadores.
Ferrol, hoy en día, puede ser una nueva realidad potencial frente a la Era Digital, pero sin olvidar que hace ya casi cuarenta años, Caranza y la Gándara dejaron de ser un conjunto de pequeñas huertas con algún ganado, al igual que el Inferniño, San Juan y Catabois. El hecho de que mientras el barrio de la Magdalena, el Muelle y Canido se despoblaron y hoy se encuentren en ruinas, podría explicar cómo Narón, desde el Puente de las Cabras y parte de la Gándara en los últimos años, le haya superado en la modernización y el crecimiento urbanístico y poblacional.
Lo que hace floreciente a una ciudad y a su sociedad es el talento de sus recursos humanos. Ferrol no prosperó gracias a su privilegiada situación geográfica, como muchos ahora nos dicen en ciertos papeles de imprenta. La grandeza de nuestra ciudad llegó cuando vinieron a nuestra comarca los mejores gestores, técnicos y funcionarios, y fue gracias a ellos que se obtuvieron los resultados más eficientes, y los mejores momentos de la historia para nuestros vecinos. Solamente, cuando alcancemos a retener el talento humano, Ferrol saldrá de su endémica ruina y tornará al camino de un futuro económico y cultural mejor.
Hemos mantenido, ocultados por una marea de mediocres, tanto dentro de la marina de guerra como dentro de la construcción naval, a los mejores talentos reunidos en nuestra comarca, pero como en tantas ocasiones, no supieron valorarlos nuestros dirigentes por falta de visión global y de futuro. Tuvimos y tenemos mediocres dirigentes que han preferido dividirse, oponerse y alinearse con opiniones e ideas partidistas y, finalmente, alcanzar resultados nefastos en contra del mejor futuro para nuestra ciudad. Con ese talante, llegaron sistemáticamente a ocupar puestos con mando en plaza, políticos y funcionarios esperando leer en el boletín oficial del estado una suerte de lotería que llegaría desde Madrid, entretanto ellos calentaban tranquilamente el sillón otorgado por obra y gracia de sus jefes. Mientras, se lucraron de forma personal y endogámica con los múltiples beneficios, y aumentando su ego, con el prestigio del cargo.
Los diversos hospitales y ambulatorios ferrolanos que, hoy tienen unas instalaciones suficientes, si tuvieran un buen señor para llevar acabo otra gestión, podrían obtener un liderazgo de futuro alcanzable con el prestigio y la dedicación adecuada de sus profesionales. Con esa iniciativa podría venir, fácilmente a Ferrol, en beneficio de nuestra ciudad, inversión de capitales externos que considerasen rentables ciertos sectores específicos de la medicina, bien orientados a un mercado global.
Las actuales o futuras disciplinas impartidas en el campus universitario de Esteiro, dirigidas por prestigiosos profesores, líderes en sus materias, igualmente fichados como a estrellas del futbol español, crearían en su entorno el talento necesario como referente para profesionales en ese mercado global.
La música, el diseño, la danza, la pintura, la escultura, el teatro, la literatura y otras expresiones artísticas y culturales se podrían concentrar en espacios abandonados por los militares (como el cuartel de Sánchez Aguilera), que al mismo tiempo podrían rescatar de su estado de abandono y ruina a sus edificios, y potenciar a la ciudad con prestigiosos maestros dentro de cada expresión artística, lógicamente fichados como a las mejores estrellas del futbol español. Sin duda, resultarían un referente de escuelas, galerías de arte, pasarelas, concursos periódicos…, en donde agrupar algo dividido hoy con iniciativas individuales de vocaciones y talento, que históricamente siempre existió en nuestra comarca, pero por falta de voluntad política se exiliaron o, no alcanzaron un brillante futuro colectivo para poder llegar a un mercado global.
Navantia (para los abuelos, Bazán y Astano), son buenos polígonos industriales como astilleros, si olvidan su tendencia de viejos Herreros de Ribera, constructores de estructuras flotantes o artefactos offshore, actividad no competitiva, salvo que nos otorguen los contratos. Las tripas de la propulsión, así como del equipamiento de buques y artefactos navales de última generación, tendrían que ser el objetivo y trabajo en I+D+i, tanto en las oficinas técnicas como en sus renovadas fábricas, bajo una única denominación comercial de origen: FERROL. Con Humanismo, Ciencia y Tecnología, y los talentos para alcanzar ese objetivo se hubieran capitalizado mejor las subvenciones recibidas, pero todavía ahora, con talento se podría abandonar la sistémica crisis y entrar en la Era Digital con posibilidades y orgullo.
 

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