La sociedad española es la más feliz y Europa el continente más pesimista de todos los analizados, según el Índice de Esperanza Mundial “Final de año” de Gallup Internacional representada en España por Sigma Dos.
Sin entrar en detalles, el 65% de los españoles encuestados reconocen ser felices y el 46 % cree que este año que acaba de empezar será mejor que el anterior. Mientras, solo el 15 % de los ciudadanos de la Unión Europea mantiene ese optimismo y la mayoría estima que este será un año de grandes dificultades.
La encuesta fue realizada en noviembre y diciembre en 41 países y, por lo que respecta a España, hay que decir que entre el último bimestre del año pasado y este mes de enero no se produjeron variaciones sustanciales en la realidad sanitaria, política, económica y social.
Por eso resulta sorprendente que los españoles encuestados se hayan mostrado tan felices y superen en optimismo a todos los países, excepto Finlandia, con la pandemia in crescendo, la economía en caída libre, el paro y los Erte en espiral ascendente, con la crispación política que obstaculiza la recuperación económica, con una crisis institucional y nuestra democracia menguante… y con más problemas.
Descartado que los preguntados fueran unos inconscientes, los resultados de esta encuesta pueden explicarse porque, dicen los psicólogos, las expectativas de las personas están vinculadas a sus deseos y después de meses de encierro y con tanta incertidumbre sanitaria y económica como pesa sobre el cuerpo social, es normal que la gente se agarre a lo positivo de su vida donde siempre encuentra resquicios de felicidad.
Esta crisis nos ha sacado de nuestra zona de confort y nos ha mostrado que somos más vulnerables de lo que creemos, dice la psicóloga Olga Carmona. Pero el ser humano, añade, tiene una capacidad infinita de adaptación y, además de sobrevivir, es capaz de crecer en la adversidad. Es verdad que no podemos controlar todo lo que nos ocurre, pero sí podemos elegir como vivirlo y ser felices tiene mucho de elección personal, lograrlo requiere huir del pesimismo absoluto y no caer en el optimismo ingenuo.
Enrique Rojas en “No te rindas” (Planeta, 2011) enseña a desdramatizar las penas y encarar de manera positiva las adversidades convirtiéndolas en impulsos para caminar hacia nuevas metas. “La felicidad, dice, es tener buena salud y mala memoria para olvidar lo negativo y traumático”, no está en “recrearnos” con los males que padecemos sino en saber disfrutar de todo lo bueno que tenemos.
Puede que esta sea la receta de los españoles que, después de meses tan duros, necesitamos creer que este año 2021 mejore al anterior. Una buena filosofía vital.