EN los tiempos en los que el canapé no era más que un aperitivo, mucha gente guardaba el dinero en el colchón. Ahora que el canapé es también soporte sobre el que se asienta el colchón, aún hay quien guarda ahí el dinero. Por ejemplo, un ourensano, aunque más que guardarlo, en presente, lo guardaba, en pasado, porque su exnovia sabía que allí había un pastón –23.000 euros– y decidió llevárselo. ¿Cómo entró en el piso? Llamando a un cerrajero... La mujer había disfrutado en su momento del colchón y quería disfrutar también de lo que ocultaba.