De la última puja eléctrica celebrada a principios de septiembre, la industria coruñesa Alcoa no ha salido bien parada, lo que implica que 400 puestos de trabajo estén en el aire, así como cuantiosas inversiones millonarias, que son tan necesarias para el complemento industrial como lo es el propio suministro eléctrico para su buen funcionamiento. El futuro de Alcoa está en la cuerda floja. El comité de empresa trabaja todo lo que puede y le dejan hacer, toca muchas puertas, pero se está viendo que solo recibe buenas palabras, sin voluntad, pues pocas son las intenciones de solucionar el problema por parte de quien realmente le toca.
Ahora se solicita una revisión de dicha puja eléctrica y el organismo que más fuerza debiera hacer es la Xunta, como representante del pueblo gallego. Puede y debe tomar cartas en el asunto vía Gobierno central y demás organismos que correspondan, para hacer valer las reivindicaciones de los trabajadores de Alcoa, los cuales luchan por la permanencia de sus puestos de trabajo, no por adquirir privilegios de los que gozan quienes se abstraen de que Alcoa siga funcionando por el bien de la economía gallega.
Por tanto, el futuro de esta planta está amenazado de posible cierre si su rentabilidad no es la deseada, como consecuencia del caos eléctrico al que ha llegado el propio sistema retributivo. Todo está en la obtención del bloque de los 90Mw. De lo contrario se producirán daños irreparables, que temen los trabajadores de Alcoa. En esta columna he tratado en otras ocasiones este delicado asunto, que sigue cojeando. Nadie con responsabilidad ministerial busca la solución en un mercado carente de competencia e iluminado por el corporativismo, que ansía seguir como está, en beneficio de unos pocos, pero en perjuicio de la gran mayoría.
Hay que aguardar una salida a esta crisis eléctrica que afecta a una gran empresa y que no puede estar cada seis meses pendiente de una puja eléctrica. Esto es preciso hacerlo a diez años vista, como mínimo, para que estas industrias organicen su producción, trabajo e inversiones. Todo lo demás es marear a todo el mundo y dejar a los trabajadores en el limbo de la duda ¿Qué pasará mañana?
La solución está en los organismos oficiales en su conjunto, que son los encargados de solucionar la situación, el resto son falacias. Si no se presenta una solución a corto plazo, temo lo peor para Alcoa y esto no es un vaticinio, es el análisis del punto a que se ha llegado.