EL SUDARIO DE PENÉLOPE

Un cambio de Gobierno es como una ruptura traumática, de esas en las que se borran los números de la agenda del teléfono y las fotos acaban rasgadas en el fondo de una caja. El que se queda tarda unos días en reunir fuerzas para borrar toda presencia del que se ha ido, pero cuando lo logra entra en una espiral de destrucción. Cualquier objeto que recuerde vagamente al que ya no está quema al contacto. De pronto la colección de películas de las tardes de domingo se gana un viaje de solo ida al trastero y los cojines en los que parece reconocerse un aroma familiar son condenados al contenedor. La operación de reafirmación de la identidad y manifestación de poder solo se puede dar por cerrada cuando gustos y costumbres experimentan un giro. Fuera lo viejo. Bienvenidas sean nuevas ideas. O las recuperadas.

Lo que antes unía un juez ahora lo firmará un notario; el “puedes besar a la novia” irá incluido en el precio. El sistema educativo sufre su enésima revisión

Las leyes se reforman. Las reformas se retuercen. Lo hecho se deshace. Como el sudario de Penélope. Los puntos tejidos durante la legislatura del contrario se sueltan para volver a empezar la labor, con un patrón diferente. En un bucle sin fin que se sucede cada vez que las urnas marcan un signo distinto. Un paso en una dirección y otro en la opuesta en función del color dominante. Un baile que marea.

El aborto pierde su apellido “libre” un año y medio después de pasearlo orgulloso por todo el país y se presenta otra vez en sociedad con el que usaba hace casi tres décadas, “condicionado”. Lo que antes unía un juez ahora lo firmará un notario; el “puedes besar a la novia” irá incluido en el precio. El sistema educativo sufre su enésima revisión. Después de la Logse que nos descubrió la ESO, de la LOCE que no llegó a entrar en vigor y de la LOE que se inventó la asignatura más polémica de los últimos tiempos. El nuevo cambio de esquema establece que lo que duraba cuatro años se reduce a tres y lo que duraba dos aumenta uno. Quien deje los estudios a los dieciséis saldrá del colegio con un título de Secundaria y un tercio de título de Bachillerato. O algo parecido. Y ya no se estudiará Educación para la Ciudadanía. A partir de ahora se aprenderá Educación Cívica y Constitucional; según el ministro del ramo, materia libre de “cuestiones controvertidas y susceptibles de adoctrinamiento ideológico”. Imagino un libro de texto en blanco.

Y aún nos faltan las reformas laboral, fiscal, judicial, sanitaria, de la dependencia, antidescargas, de la televisión y cualquiera que se nos pueda pasar por la cabeza. Hasta que al fin todo tenga el sello del actual Ejecutivo. Luego otras elecciones darán un vuelco al poder y vuelta a empezar. Hacer y deshacer. Hilar y deshilar. Penélope tardó veinte años en terminar su costura. Nosotros en ese tiempo tejemos retales.

EL SUDARIO DE PENÉLOPE

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