La educación cívica, la educación para la participación en el espacio público, la educación en los valores y cualidades democráticas, la educación sobre la responsabilidad ciudadana, no sólo no es un problema, sino que es, me parece, algo imprescindible para que los ciudadanos conozcamos mejor los fundamentos de la democracia. Que se explique que el Estado existe y se justifica en la medida en que, a su través, los ciudadanos están en mejores condiciones vitales para el ejercicio solidario de la libertad, es fundamental. Que se transmita que los derechos fundamentales de la persona se tienen, no por concesión graciosa del poder, sino por pertenecer a la especie humana, es básico. Que se anime a la ciudadanía a la participación cívica para que el interés general deje de ser un reducto de especialistas y tecnócratas y se convierta en algo vivo, real y a disposición de todos, es, igualmente, capital. Sin embargo, esta materia debe garantizar la pluralidad sin tomar partido alguno.