INOCENCIA

Mi nietecita de tres años se asustó viendo dibujos animados, porque los malos perseguían a los buenos. Para calmarla, y tras cambiar de canal, le expliqué que en los dibujos animados los buenos siempre ganaban; y que los malos solo ganaban en los telediarios. Para darle pruebas puse un noticiario. Tras mirar un momento dijo: ¿Esos son malos, abuelo? Sí, cariño, lo son; le expliqué. ¿El que habla raro también es malo, abuelo? dijo señalando con un dedo inocente. Es el peor, nena; es el jefe de los malos. Pero no le vamos a dejar ganar a los buenos. ¡Muy bien, abuelo!, dijo la nenita.
Me dio un beso y le respondí con otro, apagué la tele y nos pusimos a jugar con sus muñequitos. ¿Crees que hice mal, neno?, me preguntó Manolo. No, Manolo; hiciste bien. A los niños no hay que mentirles. Le di una palmada en la espalda y pedí otros cafés. En efecto; Aznar, con Rajoy, Rato, y otros  malos, hace doce años fomentaron la burbuja inmobiliaria. Dieron carta blanca a los bancos, que financiaron a los constructores; luego, los compradores que hipotecaron sus almas pagándolos al doble de su valor se quedaron sin trabajo, y todo se fue a tomar por saco.
Los constructores y los buenos dejaron de pagar a los bancos que perdieron dinero, se quedaron pisos vendidos y los que nadie podía comprar. Los malos no hicieron nada. Pero ahora le dan dinero a los bancos y se lo quitan a los buenos. Desde hoy solo veré dibujos animados.

INOCENCIA

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