Me he descojonado viendo andar al Mariano. Es de lo más cómico que he visto haciendo marcha (por cierto: ¿cuándo se marcha?). Parecía que sujetara un folio entre las cachas, tratando de que no se le cayera. Y es que no se parece a Hosé Maruía Ansar, recordman de los 10.000 metros lisos. Pero vamos al grano. Pedro Sánchez no podrá hablarle a Mariano de corrupción después de lo de los otros dos. Queda así establecido el “bicorrupcionismo”, tras el bipartidismo. Pero Felipe González también es de los que pone la mano en el fuego por la honradez de esos dos. Un caso típico de “manofueguismo” como el de la Esperanza Aguirre. Claro que, con algún amigo que recomienda por ahí el Felipe, cualquiera puede parecerle honrado. Hasta él mismo, quizá. Queda el Pachi, que dice “que esos ya han pagado su responsabilidad”. Será con su partido. Con la sociedad no pagarán hasta que los juzguen y condenen, si procede. ¿O no?