Vandalismo por doquier

los ciudadanos ven horrorizados como la ciudad se va degradando en su convivir con los adefesios que luce en todo su perímetro, me estoy refiriendo al vandalismo que campa a sus anchas en muros, fachadas, portales, estatuas, edificios históricos, comercios cerrados y un sin fin de espacios, que muestran un absoluto y deprimente feísmo al que el Ayuntamiento que pese a estar generalizado en la ciudad, acaba por reconocer que no puede controlar.
En definitiva, claudica ante los transgresores de la ley y la urbanidad, haciendo con esta postura que aquellos den rienda suelta a su agresivo graffiti en cualquier rincón, a partir de este momento y con dicho anuncio oficial, el graffiti puede circular libremente y cometer toda clase de atropellos. El Ayuntamiento se ve incapaz de actuar al estar cogitabundo y permitir a las bandas de crápulas que actúen como deseen. Las ordenanzas municipales están ahí para ser cumplidas, pero el ciudadano desconoce los motivos de su omisión en el cumplimiento del deber municipal en aplicarlas como está mandado en el ordenamiento municipal.
La concejala del área correspondiente, en su defensa alega “Que el problema se centra en las zonas de la periferia, más difíciles de vigilar”. Que no deja de ser una vaga excusa para seguir en una inacción persistente y acomplejada. De modo que los vecinos residentes en aquellas zonas no deben sufrir ningún tipo de actos vandálicos ¿Dónde están las patrullas municipales para implicarse en este asunto? No se nota ninguna actuación, ni tampoco se observa servicio policial en las calles a ninguna hora del día.
Los barrios son los que más sufren sus consecuencias, pero el centro de la ciudad y la ciudad histórica, tampoco se libran de las pintadas de los vándalos, da lo mismo que actúen al calor del día, como en la frialdad de la noche, tienen el campo abonado y sin miradas indiscretas, tan difícil es dedicar una patrulla o dos en exclusiva a este campo, que trae de cabeza a los ciudadanos y no tanto al Ayuntamiento quién está acostumbrado a la dejación de funciones, como lo ha demostrado a los largo de la presente legislatura. La ciudad alta esta llena de graffiti y su imagen ante el visitante es de un núcleo de población de completo abandono.
En lo que respecta al centro de la ciudad, los graffiti, siguen la misma tónica del resto que se observa en toda La Coruña en su conjunto, una selva asfáltica que saltea las pintadas y las grafías del causante, esto se observa en calles como San Andrés, Riego de Agua, Real, Plaza de María Pita, San Agustín y demás calles anexas, al igual que en la Galera, Estrella, Olmos, Orzán y un largo, pero muy largo etc. Además de atentar contra los monumentos instalados en los Jardines de Méndez Núñez, Plaza de Pontevedra y demás plazas coruñesas en los que muestra un abandono ante esta lacra demasiado alarmante, como para claudicar el Municipio y dar más razón a los que se dedican a ensuciar la ciudad por capricho, ocio ó simple travesura, el remedio está en la mano del Ayuntamiento y si abandona su lucha deja al vecindario con el convencimiento de que el equipo municipal formado para solucionar la vida ciudadana. No está debidamente capacitado para afrontar esta situación de emergencia municipal.
El abandono es total, se ve y se nota, por tanto, la única solución es la lucha abierta, encontrar los causantes, hacerles responsables de los daños, ponerlos ante la justicia y que paguen por ello, limpien lo que han ensuciado y se les impongan multas por ir contra las ordenanzas. Solo así se solucionará un problema que está siendo endémico en la ciudad de La Coruña.

Vandalismo por doquier

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