Más bien reveladora: una jueza acusa al presidente del PP de recibir como “regalo” un master. Esta es la frase exacta que figura en la instrucción: “El mester del actual presidente del PP es un regalo por su relevancia política” y aprecia, posible cohecho impropio y prevaricación.
Es el epitafio a su currículo, a su mochila llena de sorpresas: media carrera en meses; sobresalientes en materias donde no se presentó. Ahora el Supremo –después del suplicatorio que concederá (¿o no?) la Cámara para que juzguen a uno de los suyos– tiene la palabra. Y será cuando pase el calor.
A esa charca se asoma también el alcalde de León, miembro del equipo de Casado, al que le pillaron en conversaciones con empresarios del ladrillo, repartiendo beneficios.
¿Esa es la regeneración del partido? Pero hay más: el propio Casado se ahorca, a través de sus opiniones, como muestran las hemerotecas. Cuando Rita Barbea aún no había sido llamada a juicio, el entonces vice-secretario en el equipo de Rajoy, que la entonces alcaldesa de Valencia y parlamentaria, diera un paso atrás.
Y en sus declaraciones hay piezas como esta: no dimitiré pues en el PP no se contempla que el caso que me persigue sea merecedor de una retirada. A lo largo de este proceso pasó de negar todo para aceptar algunas cosas y acabar con declarar que se trataba “de un asunto irrelevante” y, finalmente, añadir que ¡todo está prescito! El “palabro” prescrito tiene un gran parecido con el de proscrito. Solo cambia una letra. Y en este caso la letra va por un lado y la música por otro. Desafina.
Todo esto es impresentable y una irresponsabilidad en el partido con más militantes del arco parlamentario español. Solo se puede comprender en un partido que destrozó a martillazos un ordenador que solicitaba la justicia o que tiene en su historial la Gürtel
El discípulo de Aznar, pupilo de Rajoy, apadrinado por Esperanza Aguirrre, irrumpió en la dirección del PP con un discurso que situaba a su partido en la ultraderecha.
Temas como la inmigración (que ha merecido el reproche de Bruselas) o su rechazo al acercamiento de presos etarras, ocultando que fue en la etapa de Aznar (1996 a 2000) de más de ciento cincuenta en una época en la que ETA mataba, la kale borroka estaba activa al igual que el chantaje económico a los empresarios vascos.
De nuevo el PP en la charca.