Debate político

Mereció la pena pasarse más de dos horas frente al televisor. Nada más llegar, cada candidato puso en marcha la política de gestos. En el primer turno de intervenciones el único que habló de la realidad social fue Iglesias: miles de familias en situación de exclusión social, personas en paro y sin prestaciones, elevado paro juvenil, desahucios y dación en pago retroactiva… Rajoy defendiendo su gestión, presumiendo de experiencia. El problema es que ya no vale de nada la experiencia, pues vivimos una situación extraordinarias y que requiere medidas extraordinarias, innovadoras y valientes.
Hablaron mucho de la clase media, pero no escuché mencionar a la clase baja, a los miles de familias con escasos recursos. Mucha prepotencia por parte de Sánchez y Rivera. El primero criticó constantemente a Iglesias y el segundo dejó caer la presunta financiación ilegal de Podemos. Rajoy aguantó la granizada y de vez en cuando pasó al ataque, principalmente contra Sánchez y Rivera. Por momentos sobrevolaba Cupido y dejaban caer algo de amor entre el PP, Ciudadanos y el PSOE. De otra parte, Iglesias piropeaba constantemente al PSOE, pero Sánchez no se dejó querer. 
En general un debate tranquilo. Era lo que se esperaba de cada uno de los cuatro candidatos. Ahora solo falta depositar el voto y que luego se ponga en marcha la maquinaria del diálogo y las ganas de gobernar para las personas. Los ciudadanos tenemos la última palabra. 

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