Un grupo de once pintores y escultores aparecen reunidos en una muestra colectiva que ofrece el espacio Bomoble de la Ciudad Vieja: Yolanda Dorda, Marta Pardo de Vera, Pilar Cancio, Víctor Rodríguez, Ali Alí,, Santiago Caneda, Chelo Facal, Ánxela P. Meilán, Benito Freire, Ovidiu Batista y Branda. Con ellos, como sucede con todas las colectivas, podemos realizar un polifacético viaje por algunas de las numerosas y siempre sorpresivas posibilidades que ofrece la creación artística.
Así Ánxeles P. Meilán nos adentra en un bosque fantástico, como de cuento de hadas, con enhiestos troncos de árboles que parecen historiados tótems. Víctor Rodríguez (Vigo,1981), ingeniero de formación y maestro de la mancha desde que decidió dedicarse a la pintura, reinventa el género del paisaje, en su obra “Montefaro” pintada en sinfonía de azules.
Marta Pardo de Vera nos ofrece el dorado rostro de un marinero, recreando, una vez más, la figura humana, según cánones propios. En su inconfundible estilo de trazo expresionista, el cuadro que expone Yolanda Dorda (A Coruña, 1974) representa a una niña jugando a la gallina ciega sobre fondo negro. El mundo de Ali Alí ,( Al Hassake, Syria,1974) evocador sin duda de su patria Siria, aparece en el joven de su pintura, cuyo rostro de rasgos orientales se yergue contra un fondo de arquitectura con cúpulas.
Del infelizmente desaparecido Santiago Caneda (San Clodio, Lugo, 1946) hay uno de sus típicos cuadros tipo puzzle, en el que mezcla esquemas de figura humana con símbolos, planos geométricos y nubosos fondos. Pilar Cancio, profesora de música en el Conservatorio de A Coruña, demuestra su extraordinario dominio de la acuarela y la tinta, en dos exquisitos paisajes de envolventes atmósferas en blanco y negro donde vibra sin duda el eco de las armonías musicales que evocan lejanías de misterio.
“Dictadura de la belleza” de Ovidiu Batista es un hermoso rostro de joven sobre fondo celeste, en torno a cuya cabeza pululan nubes y pequeños meteoritos que se dirían disparados al aire desde sus propios ensueños. Una especie de voluminoso pez de barro cocido con engobe blanquecino, atrapado entre hierros es la obra que presenta Chelo Facal.
Branda (Óscar Brandariz, A Coruña, 1973) lleva el lenguaje del comic y del humor satírico a su quehacer, como en el hombrón de enormes proporciones que pinta en “La camiseta” o en el exótico personaje tipo moro de la escultura “O veciño” y sobre todo en “Patinidade”, estilizada pieza de madera, un tanto pop, que representa a un joven padre sobre patines, con su hija sobre los hombros, de ahí el irónico título que funde paternidad con patinaje.
Completan la muestra, dos estupendas esculturas de Benito Freire ( A Coruña, 1972) “Guerrero” y “Aguillón”, realizadas en forja con piezas recicladas de metal y con piedras sustentadas por hierros, consiguiendo una estilizada combinación de las formas lineales con las de bulto. Estamos, pues, ante un conjunto de obras que dan fe de la inacabable fecundidad del arte.