Igual por influencia de la época, Djokovic se disfrazó de McEnroe durante su partido de cuartos de final del Open de Australia y, como el americano en sus mejores tiempos, destrozó una raqueta contra el suelo de la pista. Pero lo que en las imágenes de los ochenta nos parece nostálgico y hasta simpático ahora nos resulta un numerito fuera de lugar. El espectáculo le costó a Djokovic un warning. Qué curiosas son a veces las normas, se recibe la misma amonestación por reventar la raqueta en un rapto de ira que por tardar más de la cuenta en hacer un saque.