Navantia afronta el reto de mantener su experiencia tras las jubilaciones

Navantia afronta el reto de mantener su experiencia tras las jubilaciones
Navantia puesta de Quilla del BAM

Navantia tendrá que afrontar en los próximos años un rejuvenecimiento de sus plantillas, que actualmente cuentan con el 68% de sus operarios con más de 50 años. Los últimos datos de la empresa pública revelan que entre 2018 y 2021 alrededor de 1.200 trabajadores alcanzaran la edad de jubilación, de los cuales 570 lo harán en los centros de producción de la ría de Ferrol.
Una situación que, además del factor cuantitativo por la pérdida de mano de obra, acarrea un reto urgente si Navantia quiere mantener su competitividad, como es la transferencia de conocimiento. La marcha en el caso concreto de Ferrol y Fene de 41 técnicos superiores, 162 empleados y 367 operarios significa también la pérdida de un activo fundamental como es la experiencia
Algo que ya sucedió durante el ERE de 2004. La abrupta marcha de miles de operarios que fueron prejubilados forzosamente supuso la descapitalización de algunos de los gremios más fundamentales del astillero. No en vano, actualmente las factorías de la ría apenas cuenta con medio centenar de armadores y soldadores de la propia Navantia, de los cuales casi la mitad entrarán en edad de jubilación en el próximo quinquenio con más de 40 años de experiencia a sus espaldas.

Plan formativo
Los sindicatos confían en que los responsables de la firma naval blinden estas profesiones dentro del plan de formación que previsiblemente implantarán en el proceso de rejuvenecimiento de las plantillas. 
Un programa que Navantia pretende estructurar en cinco bloques: formación de entradas, integración en los sistemas de procesos de las áreas, formación técnica específica para nuevos ingresos, conocimiento de las competencias técnicas para el de­sempeño de los nuevos puestos y competencias en el Astillero 4.0. La alternativa a esto, advierten, es conseguir ese conocimiento de forma externa, mediante la subcontratación. Una opción que los sindicatos rechazan de plano, pero no así el astillero, que también contempla que se potencie la formación técnica de la industria auxiliar.
En este contexto, la propia administración autonómica anunció la inversión de 12 millones de euros en formación especializada para 3.000 trabajadores del sector naval gallego, que se prolongará hasta 2018 y supondrá la realización de 170 cursos para personas tanto desempleadas como ocupadas, además de incluir la modernización del Centro de Formación Ocupacional de Ferrol. 
El nuevo plan no solo hace hincapié en las tecnologías vinculadas a la Industria 4.0, sino que también presta una atención especial a la formación específica en soldadura, tubería o mecanizado. Los beneficiarios de esta convocatoria serán las firmas con más de 50 trabajadores que podrán programar la formación más específica y adaptada a sus necesidades de producción. La Xunta financiará el 100% de los cursos y las firmas que superen este porcentaje podrán recibir incentivos a la contratación que pueden llegar a los 9.000 euros.

Auxiliares
Y es que las auxiliares de la comarca también podrían verse afectadas por este cambio de ciclo en la plantilla de la compañía tractora. La lógica que impera entre los empresarios de la zona es que Navantia recurrirá a los trabajadores de las auxiliares para reponer estos puestos de trabajo, pues muchos de ellos llevan décadas vinculados a los encargos del astillero público y poseen un conocimiento transferido desde la propia Navantia.
La prioridad de la compañía pública es ejecutar junto a este plan de rejuvenecimiento de la plantilla, otro de eficiencia operativa –supondrá la reorganización de la compañía en base al astillero 4.0– e implementar un programa comercial y de operaciones para mejorar los ingresos.

 

El BNG cree que este plan conllevará una reestructuración de la plantilla

El BNG de Ferrol censuró las “pretensiones de Navantia de desarrollar un plan industrial que ya ni esconde un proceso de reestructuración, que lleva aparejada la desaparición de más de 500 puestos de trabajo” en la ciudad naval, al tiempo que lamentó que se descarte “el nicho de trabajo de la construcción civil”. 
La formación nacionalista aludió a la “supuesta modernización de un astillero sin financiación y en base a unos programas de construcción naval que a día de hoy son una incógnita”, refiriéndose a la ejecución de las F-110. Iván Rivas, portavoz en el consistorio ferrolano, criticó el “silencio” por parte de gobierno local y “resto de organizaciones estatales sobre esta cuestión”. Por ello, ha instado al alcalde, Jorge Suárez, a “romper con el silencio respecto a lo que está aconteciendo”. “Sirve de parapeto para que el Estado desarrolle su objetivo de liquidación del naval”, opinó el edil. Para el BNG, “es necesario obligar a que el Estado cambie el diseño que tiene establecido para los astilleros de Ferrol”. 

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