Desde que la asociación animalista Libera y la Fundación Franz Weber pusiesen en marcha la campaña #sencadeas –a través de la cual identifican en un mapa web los avisos de perros encadenados de manera permanente–, se han recibido 271 alertas –desde el colectivo, indican que próximamente serán 300 tras el término de las investigaciones necesarias– en toda Galicia, 21 de ellas en la comarca.
Narón con 5 y Ferrol con 4 son los concellos con más casos denunciados por particulares, seguidos de Pontedeume (3), Mugardos (2), Ares (2), Fene (2), Valdoviño (1), Mañón (1) y San Sadurniño (1), aunque, como es evidente, existen múltiples situaciones similares sin denunciar en esta plataforma (www.sencadeas.info). “Perro atado con cadena de 2 metros”, “encadenado desde cachorro y rodeado de heces” o “atado sin refugio, careciendo de acceso a bebedero y comedero”, son algunas de las descripciones que acompañan a las denuncias de la zona en el mapa virtual.
Tal y como indica uno de los representantes de Libera, Rubén Pérez, no todos los casos que se señalan se denuncian de manera efectiva, ya que es “complicado determinar si es una situación puntual, algo que entendemos si es por horas y siempre que no ponga en peligro el bienestar del perro, o no; hay casos en los que es muy evidente la infracción debido a que el animal tienen el cuello pelado, por ejemplo”, indica el animalista, al mismo tiempo que asegura que ahora mismo se están investigando casos de manera particular en Ferrol y Valdoviño.
Aunque está previsto que en el nuevo decreto regulador de la Xunta que entrará en vigor el próximo año se estipule el número de horas máximo que un animal de este tipo puede permanecer atado, la ordenanza municipal de Benestar Animal del Concello de Ferrol –en rigor desde el pasado mes de octubre– cataloga como prohibición “manter os animais atados máis de 8 horas ao día ou impedir de forma duradeira o seu movemento”.
Esta denuncia coincide un mes después de que entrase en vigor la nueva Ley de Bienestar Animal aprobada por la Xunta y que regula, entre otros aspectos, estos echos que pasarían a ser considerados como una infracción de carácter grave, con sanciones que alcanzan los 5.000 euros. Así, además de constatar la falta de concienciación de la sociedad, indican que este problema suele acarrear otros como la falta de atención veterinaria, carencia de identificación obligatoria o una alimentación e hidratación inadecuadas o insuficientes.
Una vez analizados los avistamientos, las organizaciones trasladarán a la Xunta los resultados, divididos en varios paquetes –“no todos salen adelante, solo las más específicas y graves”– para la apertura de las diligencias y del expediente sancionador, si procede, debido a que “este tipo de prácticas no pueden continuar como hasta ahora en Galicia”, indican. l