Las prestaciones por paternidad y maternidad descendieron un 19,1 por ciento entre los años 2008 y 2014 debido a la crisis.
En 2014 se concedieron 516.829 prestaciones, frente al máximo de 638.916 que se otorgaron en 2008, un retroceso que se atribuye a la caída de la natalidad y al descenso del empleo.
Los permisos de maternidad disminuyeron un 21,7 por ciento durante la crisis, al pasar de un récord de 359.160 en 2008 a los 281.151 del pasado año, según los últimos datos publicados por el Ministerio de Empleo y Seguridad Social.
La prestación por maternidad consiste en un subsidio equivalente al salario íntegro del trabajador que percibe la madre durante las 16 semanas siguientes al parto.
La Ley de Igualdad introdujo la posibilidad de que la madre ceda al padre parte del derecho a percibir la prestación al mismo tiempo que ella o bien a continuación, con la excepción de las seis primeras semanas que son de disfrute para la primera.
Pero esta opción no está muy extendida aún en España, ya que del total de las prestaciones otorgadas en 2014, la mayor parte, 276.239 fueron percibidas por la madre, y 4.912, por el padre.
En menor medida, los permisos por paternidad (introducidos con la Ley de Igualdad en 2007) cayeron un 15,7 por ciento durante la crisis, ya que cerraron 2014 con 235.678 prestaciones desde el máximo de 279.756 otorgados en 2008.
El permiso de paternidad, que es independiente del de la madre y compatible con el disfrute compartido del permiso de maternidad, consiste en una prestación equivalente al salario íntegro durante un periodo de 15 días.
Una de las causas de la caída de las prestaciones de maternidad y paternidad ha sido la crisis y la consiguiente caída de los nacimientos en España y el descenso de la población ocupada.
Desde 2008, cuando se registró el mayor número de nacimientos en treinta años (con 519.779 bebés llegados al mundo), la natalidad acumuló un descenso del 18,1 % a finales de 2013, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).
Este descenso, que dura ya cinco años consecutivos, es atribuido a una menor fecundidad, a la progresiva reducción del número de mujeres en edad fértil y al menor aporte de la inmigración exterior, así como a un mayor incremento del número de emigraciones al exterior durante estos últimos años.
También influyó la caída del empleo, que desde el inicio de la crisis disminuyó el 12,5 por ciento pasando de los 20 millones de ocupados que había en 2008 a los 17,5 millones de trabajadores a cierre de 2014.