Un alcalde indignado porque no quiere ser el pito del sereno


EL alcalde parece más de desayunar una infusión y un zumo fresquito, de fruta de confianza, que de arrearse un lingotazo de tauritón nada más salir de la ducha, pero tal como llegó ayer a María Pita ya empieza a haber dudas. Se las soltó de todos los colores a Mar Barcón, a la que solo le faltó exigirle que se vaya a su casita, porque ella es la que impide que a Marea, nasía pa’ganá, y el PSOE lleguen a un acuerdo. Ahora, eso sí, de vetos nada; la xente do común es tolerante y democrática; no se trata de rechazarla, simplemente de no querer verla delante. Lanzado como estaba, siguió adelante y reconoció que estaba cansado de que lo tomen por el pito del sereno. ¡Alguien toma a Xulio Ferreiro, el Varoufakis de A Gaiteira, todo un alcalde de A Coruña, por el pito del sereno! Lo nunca visto. Bien haría en mirar a su alrededor, porque a lo mejor quien lo toma por el pito del sereno está más cerca de lo que él cree e incluso hace sonar el silbato en cuanto se da la vuelta.

Un alcalde indignado porque no quiere ser el pito del sereno

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