Adiós al “Tupi”. El bar más antiguo de la ciudad –el documento más antiguo del que se tiene constancia data de 1914– cerró ayer sus puertas definitivamente tras la jubilación de su último dueño, Paco Maceira.
“La verdad es que yo quería irme sin hacer mucho ruido pero a la Asociación de Amigos del Jofre se les ocurrió hacer una lectura dramatizada con Mabel Ribera, así que yo agradecido de todo el cariño de la gente”, comenta el hostelero en referencia al acto organizado por la entidad el viernes por la tarde, mientras no deja de recibir buenos deseos de sus clientes que apuraban sus últimos cafés .
Meticuloso con su trabajo, constante y un poco reservado, Maceira lleva vinculado al negocio desde que tiene uso de razón, ya que cuando lo compró su padre en 1941, toda la familia ayudaba en el negocio.
“Un lugar para escribir las cartas postales. Enviarlas será fácil, Correos está enfrente. Pero lo importante es que aquí está el tiempo para escribirlas”. Por su ubicación (Igrexa, 64), antiguamente era frecuente la llegada de carteros comerciales y de la marina, tal y como recuerda Paco Maceira que indica con cierta nostalgia el “trasiego” de aquella época, en comparación con la actual en la que el papel cada vez tiene menos adeptos.
Muchas de esas misivas iban dirigidas al extranjero, ya que era la única forma de tener noticias durante la emigración, un fenómeno que el bar tampoco olvida recogiendo en su interior imágenes como las del cartel de navegación fechado en 1936 correspondiente a la compañía Hamburguesa de Navegación con el listado de barcos con destino Sudamérica, igual a uno expuesto en el Museo do Pobo Galego de Santiago.
La decoración es algo a lo que el propietario del Tupinamba le daba mucha importancia, por lo que a lo largo de toda una vida se fueron juntando en las paredes del local distintos recuerdos que hicieron de él un lugar con alma. “Son muchos años en los que vas juntando cosas, que te regalan, que compras... Me gusta cuidar los detalles”, comenta.
El ferrolano también rememora especialmente a todos aquellos que, después de disfrutar de una sesión de teatro o cine en el Jofre, se acercaban a la cafetería a refrescarse y contar sus crónicas del espectáculo. “Antes había lo que se llamaban funciones por provincias, una a las ocho y otra a las once de la noche, y sobre todo había compañías de revista. Hoy no tanto, solo hay una función única aunque siempre fue habiendo algo”, comentó.
Coloquios
Pero si por algo es reconocido el Tupinamba es por las tertulias que en él se realizaron desde su creación, albergando a distintos grupos culturales como los organizadores de la Semana de la Poesía Salvaxe o los Amigos del Teatro Jofre.
Precisamente la presidenta de esta última agrupación, Xoana Balado, se refiere al establecimiento como un “lugar de encontro, de conversa, de diálogo, de quedares e argallares, de intercambios e tertulias. Para moitos colectivos, sen dúbida, pero máis para os devotos das artes escénicas que tan ben acollidos nos sentimos neste escenario e decorado con agarimo e detalle por Paco, ao que lle desexamos o melloriño para esta nova etapa”. Maceira confiesa tener una mezcla de sensaciones ahora que bajó la verja definitivamente. “Estoy un poco en el aire, no se si estoy contento o triste. Después de tantos años, contando los cotizados solo 39, ahora ya me iba tocando”, explica, al mismo tiempo que indica que sus planes a corto plazo son dedicarse a su casa y su finca, sus nietos y “si se puede algún viajecito también, claro”.
De momento no ha encontrado relevo, pero asegura que le encantaría que el Tupi siguiese siendo lo que es para ponerse del otro lado. “Sería yo el que vendría a tomar el café, me haría muy feliz”, confiesa un Paco Maceira que aún no termina de creerse su nueva vida fuera de la barra del café.