La Ertzaintza culminó la operación “Erasoak” que permitió identificar a tres varones que captaban a mujeres menores de edad de Álava y Guipúzcoa para realizar sesiones de pornografía “online”. A estas tres personas, residentes en Madrid, Málaga y A Coruña, se les abrió diligencias como investigadas por delitos contra la libertad sexual.
Según el Departamento Vasco de Seguridad, las primeras informaciones se recibieron en la comisaría de Hernani, siendo asumida la investigación en febrero por parte de la Sección Central de Delitos en Tecnologías de la Información de la Ertzaintza.
La Policía vasca identificó así a personas que estaban captando, a través de internet, a mujeres menores de edad a las que ofrecían dinero o ropa de marca a cambio de realizar conexiones pornográficas “online” ante usuarios desconocidos. Además, con esas sesiones generaban material audiovisual para adultos, que vendían como paquetes de vídeo e imágenes.
Si bien hasta el momento se localizaron cuatro víctimas, todas ellas menores, de entre 12 y 15 años, residentes en diferentes localidades de Guipúzcoa y Álava, la investigación continúa abierta, ya que se sospecha que son más las personas afectadas.
Las diligencias se tramitaron al Juzgado de Instrucción número 5 de San Sebastián y a la Fiscalía de Menores de la capital guipuzcoana, al ser dos de los presuntos autores menores de edad.
Desde ese órgano judicial se coordinó la operación “Erasoak”, culminada los meses de octubre y noviembre, que llevó a la acusación de los tres principales investigados y la práctica de entradas y registros en sus domicilios, apoyados por recursos de la Guardia Civil. Los investigados residen en Madrid, Málaga y A Coruña.
Durante esas inspecciones se intervinieron un número elevado de aparatos de telefonía e informática, y archivos audiovisuales relacionados con el delito.
Aunque los investigados no se conocían en persona, se cree que habían coincidido en foros de internet creados para el intercambio de archivos, algunos de contenido sexual, a cambio de dinero.
Todos los investigados tenían la misma manera de operar. En un primer momento, contactaban aleatoriamente con chicas jóvenes que contaban con perfiles abiertos en redes sociales.
Así, les enviaban mensajes privados en los que prometían dinero, ropas de marca, móviles, seguidores y otras compensaciones a cambio de conexiones en directo de contenido sexual.