El vecino de Lubre Francisco Somorrostro cultivó en su finca más de una decena de calabacines de un tipo que se da especialmente bien en la costa italiana y que alcanzaron los casi dos metros de altura. “Suelen ser de gran tamaño”, explica, “pero nunca los tuve tan grandes como este año”. Somorrostro, que se introdujo en el cultivo de este vegetal gracias al antiguo dueño del Pisani, relata que estos ejemplares “treparon” por un naranjo hasta conseguir esa altura. Ayer mismo los tuvo que cortar y uno de ellos le sirvió para la elaboración de un pisto