El tenor peruano Juan Diego Flórez, protagonista del documental "Sinfonía", que hoy tiene su estreno mundial en la clausura del festival DocsBarcelona, afirma que "la pobreza hace que los niños aprendan a interpretar música de manera muy rápida", porque encuentran un refugio en ella.
Dirigida por Gilbert Arroyo y Andrés Locatelli, "Sinfonía" sigue la vida de Alondra, Diego e Imanol, tres niños con riesgo de exclusión social participantes del proyecto "Sinfonía por el Perú", que a instancias de Flórez, promueve la formación musical en las escuelas en un país marcado por las desigualdades y la falta de oportunidades.
Juan Diego Flórez ha señalado en una entrevista concedida a Efe que "el hecho de que los niños avancen tan rápido y tanto es el resultado de la propia pobreza, porque se aferran a sus instrumentos y a la orquesta como si fuera una familia, y ahí encuentran un refugio".
Aunque "el objetivo es la inclusión social", Flórez no olvida que "la excelencia está presente y se nota, los niños tocan con alegría, con ganas, se les ve entusiasmados y, como dice Alondra, que vivan en la pobreza no significa que sean mediocres".
En la actualidad Sinfonía por el Perú da su apoyo, explica el tenor, a 8.000 niños y niñas en 21 núcleos: "Seguimos creciendo y en el futuro esperamos abarcar más población y estoy seguro que aunque no todos, muchos se van a dedicar a la música, y quiero que tengan un título universitario".
Con este propósito inicialmente Sinfonía por el Perú se aliará con una universidad peruana para iniciar una cátedra de orquesta "hasta que nosotros formemos nuestra propia academia, pues muchos tienen ganas de ser profesores".
Flórez elogia el trabajo de los directores del documental, que muestran la actividad de la fundación y la suya como presidente, "intentando obtener fondos, viajando constantemente a Perú para ver las necesidades de los niños, de la oficina central", así como su actividad como cantante.
Y al mismo tiempo siguiendo durante cuatro años a los niños, que dan la medida exacta del "impacto de un proyecto social que busca mejorar su vida y las de sus comunidades".
Precisamente, un estudio de dos años, patrocinado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) constató, añade Flórez, que los que pudieron entrar en el proyecto "mejoraron en el colegio, en matemáticas, en conducta, se redujo el trabajo infantil, disminuyó la violencia doméstica, la agresividad".
La fundación, anuncia el tenor, realizará un segundo estudio, también auspiciado por el BID, que seguirá a los mismos niños durante cuatro años.
El realizador italoargentino Andrés Locatelli ha comentado que cuando el equipo llegó a Perú se encontró con "unos niños que nos cautivaron desde el minuto uno" y comprobaron que "la estrella mediática estaba realmente comprometida con la idea de retornar a la sociedad lo que él había recibido cuando pudo estudiar en Estados Unidos gracias a las ayudas de mecenas".
Ambos directores confiesan que esta experiencia les ha cambiado "la visión sobre el arte y la cultura, y cómo sirve para construir comunidad y que consigue transformar a niños que no tienen voz".
El documental no muestra en exceso el interior de las casas de los niños para mostrar el lado crudo de esa pobreza. "Lo hicimos por dignidad y por que no queríamos aprovecharnos de eso, no aportaba nada", señalan