“He hecho mucho cine y teatro pero siempre miro para adelante, soy puro presente”

“He hecho mucho cine y teatro pero siempre miro para adelante,  soy puro presente”
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Con memoria de profesional, Concha Velasco se acuerda perfectamente de la última vez que pisó las tablas del Teatro Jofre: “Fue en la gira de 2006 de la obra ‘Filomena Marturano’, un 29 de noviembre. Un día que recuerdo porque es mi cumpleaños”.
Casi una década después, y cerca de su 75 cumpleaños, Concha Velasco regresa a Ferrol aunque con alguna limitación. “Después de la enfermedad me han restringido mucho lo de la comida y el vino, qué le vamos a hacer”. El viernes a las 21.00 horas la gran intérprete representa “Olivia y Eugenio”, una auténtica montaña rusa emocional con la que Velasco regresa a las tablas por la puerta grande. Aunque no disfrute de la gastronomía local el viernes se lleva una alegría de la que se entera durante la presente entrevista, ya que a la misma hora, cual Gran Vía madrileña trasladada a Ferrolterra, en el Pazo da Cultura de Narón actúa Ana Belén: “Pues ayer hablé con ella y no me dijo nada. No solo no me molesta coincidir con ella sino que Anita es mi hermana. Estuvo en el estreno de la obra en Zaragoza y me regaló un collar. Yo a ella un dedal de plata. Nos veremos después de la función, claro que sí”.
Ya que no quiere contarlo, en “Olivia y Eugenio” interpreta a Olivia, una mujer que recuerda su duro pasado y hace un ajuste de cuentas con su marido, con sus amistades y afronta la ruina económica en la que vive a la vez que se plantea si merece la pena que ella y su hijo Eugenio, con síndrome de Down, sigan viviendo o acabar con todo de una vez.

Lo primero es lo primero. ¿Qué tal va de su enfermedad?
Estupendamente. Anteayer me dieron los resultados de los nuevos análisis y todo va muy bien. Lo malo es que todavía no puedo comer lo que yo quisiera, nada de marisco, ni vino. Pero si la cosa sigue así acabaré pudiéndolo hacer. Yo como paciente, igual que como actriz, soy muy disciplinada. Y las cosas van bien gracias a la ciencia, a la medicina y por supuesto a Dios, porque yo soy muy creyente. Lo decía mi madre, que como mínimo la fe ya es un consuelo.

El viernes representa la obra “Olivia y Eugenia”, una historia de una mujer sola, que padece cáncer y tiene un hijo con síndrome de Down. Ve algún paralelismo entre la vida de la protagonista y la suya?
No, lo que hay son leves coincidencias. Yo tuve un linfoma que estoy superando y ella tiene un cáncer terminal. Yo con mis hijos he tenido buena suerte y ella tiene un hijo con síndrome de Down, aunque para ella este hecho acaba resultando incluso positivo. De hecho le dice “mi eterno bebé, que haces que me sienta joven...”. Pero bueno, estoy hablando de la obra y no quiero.

¿Ni siquiera para darle una pista a los posibles espectadores?
Es lo que ahora llaman hacer un spoiler, contarte de qué va y estropearte la función. La obra nos llegó a las manos a mí y al director, Jose Carlos Plaza, hace ya tres años y nos fascinó la historia de Herbert Morote, que tiene un hijo con síndrome de Down. Los espectadores saldrán emocionados porque el texto supone un auténtico examen de conciencia de la protagonista y al final, esencialmente es una lección de vida.

¿Cómo recibe el público esta propuesta vitalista?
Nos pasó en el estreno en Zaragoza que había mucha gente que se había sentido aludida y reflejada, así nos lo hizo saber. El texto es una maravilla y sabe unir en un todo denuncia social, emoción y humor.

Una de las características y singularidades de la obra es su compañero de reparto, un joven con síndrome de Down. ¿Cómo ha sido ese trabajo y su resultado?
Hay dos actores que se alternan en el papel de Eugenio, que son Hugo Aritmendiz y Rodrigo Raimondi, que es hijo de gran barítono Ruggero Raimondi y es el que actuará en Ferrol. En un principio pensamos en que el papel lo hiciese un actor profesional, pero el autor, Herbert Morote, tiene un hijo con Down, e insistió en que el papel lo interpretase alquien con esa característica. Para mí fue un reto pero a estas alturas de mi vida, gracias a Dios, se me da la oportunidad como actriz de vivir esta experiencia que para mí es muy enriquecedora. Estos muchachos besan más que nadie y son tremendamente cariñosos. Ya me consideran como su otra madre. En escena te ayudan y están pendientes de lo que se dice de ellos y se nota cómo te escuchan...

Su regreso no solo ha sido a los escenarios, sino también a la televisión con “Cine de barrio”, un programa de cine del pasado con sus defensores y sus detractores. ¿Cómo ha sido su desembarco?
¡Estoy encantada! De hecho yo veía el programa cuando lo presentaba Parada y luego Carmen Sevilla y siempre me decía: “¿Por qué no me llamarán a mí para presentarlo?”. Finalmente lo han hecho y soy muy feliz porque además es de lo poco que me dejan hacer los médicos de momento. Me molestan las críticas de que si son películas viejas, que si ya están todos muertos y esas tonterías, porque al fin y al cabo también en Estados Unidos tienen este tipo de programas y a nadie se le ocurre decir que si mira cuánto sale Katharine Hepburn o James Stewart, por ejemplo. Proyectamos y hablamos de  películas malas, buenas y regulares, como en todo, pero eso forma parte de nuestro pasado cinematográfico...
Con su carrera artística, ¿usted es una persona que mira hacia atrás?
Pues no mucho, la verdad. He hecho un montón de cine y de teatro, pero soy puro presente. Es más, tengo proyectos para seguir trabajando por lo menos dos años más, a ver si la enfermedad me respeta, pero hay mucho por hacer. Aunque también te digo: he hecho un montón de cosas pero no se puede tener todo. n

“He hecho mucho cine y teatro pero siempre miro para adelante, soy puro presente”

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