Carlos de Francisco | “Los estados de desánimo son normales; será importante poder aceptarlos como parte del proceso”

Carlos de Francisco | “Los estados de desánimo son normales; será importante poder aceptarlos como parte del proceso”
De Francisco, con sus hijos, pasando la cuarentena con mucha música

El psicólogo Carlos de Francisco explica que cada persona tiene su propia manera de afrontar la situación de cuarentena. Con todo, recomienda “mantener cierta estructura” en las rutinas diarias, el autocuidado –físico y mental– y evitar la sobreestimulación, entre otros consejos.

Después de unos primeros días que pueden enfocarse como unas mini-vacaciones, ¿cómo cree que afecta un confinamiento en casa durante un periodo prolongado?

Estamos ante una situación novedosa. No tenemos experiencias similares. El aislamiento penitenciario es muy diferente, pero hay un dato importante: algunas organizaciones pro derechos humanos consideran tortura estar más de catorce días en aislamiento. El estrés afecta de diferentes maneras a cada persona. En esta situación hay varios factores que van a generar estrés: la incertidumbre de no saber cuándo va a acabar el confinamiento, la incertidumbre laboral y económica, las dos caras de no poder salir (aislamiento y exceso de contacto) o el miedo al contagio. Además, hay estresores que tienen que ver que el cumplimiento de las medidas de control, desde el que no las soporta al que se irrita al ver a otra persona incumplir las restricciones. Las personas tenemos mecanismos de defensa y de afrontamiento diversos: veremos a gente que pasa esto sin mayores problemas, gente irritada, desorientación, aumento de sintomatología ansiosa-depresiva y gente que pueda tener expresiones más graves de salud mental. Los factores protectores frente a esto son el apoyo familiar, el apoyo comunitario, el sentido de pertenencia, el autocuidado y mantener cierta actividad física y mental

¿La situación es muy diferente en el caso de familias con niños pequeños?

Todo lo que está pasando se puede leer desde la perspectiva de las dos caras de la moneda. Para las familias va a ser una oportunidad y un reto. Una oportunidad de pasar más tiempo juntos y a otro ritmo, teniendo en cuenta que por las exigencias laborales y sociales pasamos poco tiempo juntos. Por mucho que se hable de la familia, no tenemos un contexto social donde se apoye una conciliación real. El reto es que, por sus dinámicas propias, para muchas familias la convivencia es un estresor. Hay algo a lo que le doy vueltas estos días, las personas adultas tenemos pequeñas oportunidades de salir a la calle, ya sea a hacer la compra, a tirar la basura o ir a la farmacia. Pero los niños y las niñas, en principio, no tienen esas pequeñas salidas. Cada familia tiene su particularidad. Por ejemplo, las tareas que telemáticamente están aportando los centros educativos pueden generar conflictos, o el caso de los chicos y las chicas adolescentes con toda su energía y las ganas de estar con sus iguales pueden ser situaciones complejas. Los niños y las niñas de menor edad, siempre que no hayan pasado por vivencias traumáticas, tienen una gran capacidad de adaptabilidad. Su mundo emocional depende en gran medida de cómo se encuentren sus adultos de referencia, que son los que van a regular o ayudar a regular sus emociones. Esto supone que los padres y las madres tengamos que poner un ojo en chequear nuestros estados de ánimo. La vivencia de nuestros hijos y de nuestras hijas va a estar condicionada por la vivencia de sus personas adultas de referencia y la capacidad de estos de transmitir seguridad.

¿Es previsible un incremento de conflictos de convivencia?

Pienso que sí. Como digo, es una situación con factores estresantes y el estrés vendrá acompañado de conflictos. Veremos cómo se presentan. Algunas familias que atendemos están en conflicto desde el primer día; unas en situaciones desesperantes, otras con pequeños conflictos. Esto dentro de cada casa. También creo que veremos algunos incidentes entre gente más sensible a que se cumplan las medidas de control y personas que tengan otra perspectiva sobre las mismas. Sin embargo, de momento creo que la respuesta de las personas está siendo en general positiva. Veremos cómo van pasando los días.

¿Cuáles son sus recomendaciones para mantener una cuarentena relativamente llevadera?

Creo que lo principal es partir de la particularidad de cada persona o familia, desde las familias más ordenadas a las más caóticas. No se puede esperar que una familia que tiende a la desorganización pase a una convivencia altamente estructurada; lo que vale para uno no vale para otro. Teniendo en cuenta esto, las recomendaciones serían las que hemos estado viendo estos días: mantener cierta estructura (sobre todo intentar que no se desajusten los ritmos vitales básicos como el sueño o la alimentación), realizar actividades de cuidado de nuestro cuerpo (tanto físicas como mentales), evitar la sobreestimulación y tener tiempo para momentos y actividades que nos lleven a estados más relajados, mantener el contacto con nuestras redes de apoyo (familia, amigos, comunidad), no quemar toda nuestra creatividad en estos días pensando en que según pasen los días el poder sorprender a alguien con quien convivimos o a nosotros mismos nos dará una energía extra, y tener en cuenta que cualquier cosa que hagamos con los niños y las niñas no tiene que tener un trasfondo educativo, el simple hecho de jugar es una experiencia comunicativa y de aprendizaje. Por último, recordar que los pensamientos y los estados de desánimo son normales y que todas las personas vamos a pasar por momentos así. Será importante poder aceptarlos como parte del proceso.

Carlos de Francisco | “Los estados de desánimo son normales; será importante poder aceptarlos como parte del proceso”

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