El Ayuntamiento de Ferrol ha puesto en servicio parte de los semáforos de la carretera de Castilla y lo ha hecho finalmente sin esperar al sistema de centralización semafórica, al que se remitió el gobierno en numerosas ocasiones para justificar el retraso, ya que las obras fueron recepcionadas por el Concello el pasado agosto pero el vial está en servicio sin señales luminosas desde hace varios meses.
Según explicó el responsable municipal de Tráfico, Pablo Cal, “vas viendo que falta mucho, que hay que colocar una canalización entera y no se puede estar esperando toda la vida; aunque en principio pensábamos que era la mejor opción, decidimos ir por otra vía”. Así, hace unos diez días entraron en funcionamiento los semáforos de San Xoán, pero la experiencia no fue del todo positiva. “Había unas retenciones enormes, por lo que al final se han puesto en ámbar”, señaló Cal, que considera esta fórmula positiva porque el paso de peatones resulta mucho más visible y los vehículos circulan con más precaución.
Ayer mismo se pusieron en servicio los del cruce de la carretera de Castilla con Sánchez Calviño, en este caso con las tres fases (rojo, verde y ámbar), al menos en principio. El concejal puntualizó que no funcionan con una regulación “estandarizada”, sino que pueden cambiarse en función de la intensidad del tráfico, por lo que la secuencia puede modificarse.
El resto de los báculos de los semáforos ya están instalados tambié en su totalidad de modo que las señales luminosas podrán empezar a funcionar según las necesidades.
Pablo Cal considera que el problema que se registra en la carretera de Castilla por la falta de semáforos deriva de que los conductores se acostumbran a circular de este modo y no respetan los pasos de peatones, pero también, insiste, de la falta de prudencia de estos. Los atropellos que se produjeron en los últimos meses y las peticiones reiteradas por parte de las asociaciones de vecinos han llevado al gobierno a volver a instalar los semáforos, pero el criterio del concejal de Tráfico es que la circulación sería más fluida sin ellos. “El semáforo”, explica, “retiene mucho más tiempo a los vehículos”, por lo que hay que ajustar muy bien los tiempos en función de la intensidad de coches para evitar que se produzcan retenciones.
Precisamente la centralización semafórica permitirá en su día organizar automáticamente los semáforos utilizando estas variables de afluencia de vehículos. Aunque el convenio con la Dirección General de Tráfico se firmó ya durante el pasado mandato, todavía no hay fecha para su entrada en servicio. Y es precisamente este el motivo por el que se ha decidido poner en funcionamiento los semáforos al modo “tradicional”.
En septiembre del pasado año, tras un doble atropello en la carretera de Castilla, el propio Pablo Cal anunció que los semáforos se colocarían “ya”. Posteriormente, desde el grupo de gobierno se responsabilizó al PSOE de no haber previsto en el proyecto de la carretera de Castilla este aspecto, a lo que los socialistas respondieron criticando la falta de seguimiento del convenio con la DGT para la centralización semafórica.
Tanto la oposición como las entidades vecinales reclamaron en diferentes ocasiones la entrada en servicio de estas señales.